Paral·lel: el festival español reservado solo para 1.000 personas que se celebra en plena naturaleza
En una época marcada por los macrofestivales, y sus polémicas, existe un pequeño festival, reservado sólo a 1.000 personas, que este año celebra su tercera edición en Guardiola de Berguedá. Paral·lel Festival mantiene, desde su primera edición en 2016, el firme propósito de huir de las masificaciones otorgando al evento un carácter exclusivo y de significativa proyección internacional. Del 31 de agosto al 2 de septiembre, Paral·lel Festival ha programado más de 30 horas de música con los artistas más prometedores de la escena experimental, ambient y techno internacional.
Paral·lel Festival apuesta por muchas causas. Por un lado lucha por ser un festival sin huella ambiental en el entorno donde se celebra. La organización facilita ceniceros portátiles y bolsas de basura, además de asegurarse de que las normas cívicas se cumplen, a los asistentes para no manchar el espacio en el que se celebra. En medio de la naturaleza y de gran amplitud, el recinto que alberga al evento cuenta con la infraestructura necesaria para facilitar la comodidad del público y crear un ambiente inspirador, relajante e íntimo.
Paral·lel se celebra en las montañas Prepirineas, a una hora y media de la ciudad de Barcelona. Este hermoso entorno con un horizonte impresionante nos permite ofrecer áreas diferenciadas para espectáculos, camping, descanso, comidas y bebidas, además de los talleres profesionales Paral·lel Plus +. La experiencia se basa tanto en la pasión por la música como en el amor por la naturaleza que se transforma en un sentimiento comunitario de respeto del que las redes sociales dan fe. Porque si algo queda claro investigando sobre este festival en internet es el ambiente que se crea entre el reducido número de público.
La propia organización facilita diversas opciones de alojamiento. Uno puede vivir la experiencia completa de Paral·lel durmiendo en el propio festival mediante diversas opciones. El acceso al recinto con automóviles esta controlado, como no podía ser de otra forma, y para ello se exige una tasa que será redirigida a los responsbles forestales de la zona para que palien el efecto de los coches en el medioambiente.