Nadie gana, todos pierden

Nadie gana, todos pierden

Los nombres propios tras las elecciones europeas, autonómicas y municipales del pasado domingo. Ninguno consiguió su objetivo.

Pablo Iglesias. Unidas Podemos sufre una debacle, una catástrofe sin paliativos que removerá del poder a su caudillo, todavía escondido. Su mayor enemigo interno, alcalde de Cádiz, obtiene el mejor resultado. Cádiz tiene dos diputados en el Congreso impuestos a dedo por Iglesias para garantizarse obediencia. Iglesias es responsable por su ego, su soberbia, su incapacidad política, de que la derecha pueda gobernar la comunidad y el ayuntamiento de Madrid. Pierde fuerza en su asalto al poder (y el dinero) y es muy posible que se vea forzado a iniciar la transición de su chiringuito a su pareja, tratando de ganar tiempo, que las letras llegan y hay que garantizarse el pan del futuro. Nadie sabe si el canal de tv iraní que hoy lo  financia mientras en el país ahorcan gais y azotan a mujeres libres (hasta sangrar) durará mucho tiempo. Iglesias, con Echenique, Monedero y la
dirección de Podemos han roto la izquierda en Madrid, con la ayuda de Carmena y Errejón, anteponiendo sus caudillismos personales al interés de Podemos.

Pablo Casado es el boxeador grogui al que salva la campana, en esta metáfora, Madrid. Además de mantener la comunidad y recuperar el ayuntamiento de Madrid puede mantener Castilla y León, obtiene un buen resultado en Navarra y sigue en Málaga. Continúa otro asalto aunque el combate se antoja largo para la debilidad que se percibe en este PP, desorientado y falto de rumbo.

Albert Rivera. Cs se frena y aunque sigue creciendo su pretensión de sobrepasar al PP está estancada. En una sociedad políticamente madura cabrían los liberales, los conservadores y la derecha más clásica, pero España no es así. Prueba de ello son las leyes, listas cerradas, cesión de capacidad política individual a los partidos transmitiéndoles un poder que les permite manejar el Estado entre dos o tres personas. Albert Rivera aparece como una esperanza de centro derecha moderno, que no cuestiona
a los gais, ni los derechos de la mujer, el aborto, que no trata de imponer dogmas y que a medio plazo será la alternativa al PSOE… o forjarán una alianza de Estado, que es lo que necesita España, su ciudadanía, para defender la nación, su lengua y los derechos de  todos en todo el territorio nacional. Eso exigirá determinación y firmeza en Cataluña.

Cuando cualquier partido pueda ir a cualquier pueblo de España a celebrar un mitin sin que lo acosen o insulten, y la lengua española sea vehicular en todo el Estado, al 50% con lenguas propias en cada CCAA donde existan, PSOE y Cs, con apoyo en esas políticas de los conservadores y la derecha clásica, España estará rumbo a la modernidad y el Estado de bienestar que tanto peligra hoy.

Pedro Sánchez no ha ganado. Se las prometía felices y ha naufragado en Madrid. Y puede perder Aragón. Y en Sevilla gana Espadas, afín a su enemiga. Su cara y su petición a Cs de que acabe con el veto político al PSOE lo delata. Sabe que cuanto más estreche su relación con UPodemos más alto coste electoral pagara en el futuro.

Abascal se mantiene. No es un tsunami como se pronosticaba antes de las generales, pero sí parece una ola con vocación de permanencia. Vox será determinante además de en Madrid comunidad y ayuntamiento en muchos municipios y alguna CCAA.

Manuel Valls. De primer ministro francés a concejal en la oposición en Barcelona. Junqueras y Puigdemont siguen su huida hacia delante. Cañamero pierde el Coronil.

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