Acabemos con el PSOE

Acabemos con el PSOE

“Nuestro objetivo es ganar las elecciones y gobernar”. La declaración de intenciones de Pablo Iglesias es clara y meridiana: gobernar, sí. Pero, por encima de todo, romper y acabar con el PSOE. Es el leitmotiv que le ha llevado desde el pupitre de la Complutense –donde impostaba al profesor incitador de rebeliones de ‘El club de los poetas muertos’– al acatamiento de su propia autoridad e impronta en el Congreso. El motivo nuclear que impugna cualquiera que fuera el premio de consolación que para él tenía reservado Sánchez. Y se asegura de que éste lo entienda frunciendo el ceño y lanzándose a la ofensiva cada vez que el socialista le ofrece ser “la otra” en un escenario de gobierno progresista, consciente de que para esta empresa se requiere una talla mucho mayor que la de Pedro Sánchez. Pablo quiere al PSOE extinto y en el fondo del averno representativo.

Ése es su objetivo: erigirse como único líder de la izquierda española durante los próximos 30 años, ya sea desde Moncloa o bien desde su propio cuartel de jefe de la oposición. El ínclito ‘Sans culotte’ vallecano sabe, además, que el 26J volverá a tener su oportunidad para demostrar que ya no es un ismo utópico para los cimientos del PSOE. Para más tarde dejará las pugnas internas entre sus distintas facciones, aunque de momento la vía internacionalista de Echenique, Rodríguez y Urbán gana la pugna a la más posibilista y moderada de Errejón.

La voladura definitiva de Ferraz por parte de Podemos se podría producir con una hipotética propuesta de reforma constitucional. La iniciativa permitiría ampliar el derecho a voto a los mayores de 16 años tras el 26J. Algo que quedaría en una mera entelequia si no se conforma un Gobierno progresista antes de que se agote el plazo de investidura la próxima semana. La aprobación de esta ley responde al delirio onanístico de las mareas independentistas que gobiernan las comunidades autónomas y que, a su vez, poseen las competencias educativas. A pesar del cortejo que les dedica Sánchez, estas confluencias son ‘alma mater’ de Podemos. De hecho, llevan casi un año cocinando a los alumnos que alcanzarán su punto de caramelo ideológico al sentarse a la mesa del sufragio. Brillante e inquietante estrategia de las “nuevas fuerzas” antiestablishment, que desean convertir las aulas en las nuevas generaciones de sus partidos y con ello ampliar su cuota de mercado electoral.

Por otro lado, y en lo que respecta a su confrontación con el PSOE, Iglesias sabe que el liderazgo de Ferraz es tremendamente exiguo debido a las diversas luchas internas y fratricidas. Además, han necesitado el sustento de Podemos en varias regiones tras confirmarse el pasado mes de mayo su penuria electoral. No han apuntalado liderazgos porque en el PSOE no existen. Demasiadas rémoras postuladas a sí mismas para ex presidentes y que cederán el relevo a representantes de las mareas nacionalistas como Compromís que, aunque con pobrísima representación en el Congreso, atesoran un gran peso electoral y mediático en sus respectivos parlamentos autonómicos. Su amancebamiento dependerá de que obtengan grupo parlamentario propio y recordemos que, en el caso de Compromís, también se encuentra próximo a unas primarias donde el Bloc, que detenta aproximadamente el 80% de la coalición y cuyo espíritu es eminentemente separatista, rechaza de plano ir de la mano con Iglesias. El mayor problema del PSOE es que sus responsables son conscientes de que el final político puede llegar cuando no tienes nada que ofrecer ni a nadie capaz de llevarlo a cabo. Iglesias lo sabe. Y no dejará pasar su oportunidad.

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