¿Qué queda de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936?
Durante tres semanas el mundo del deporte ha tenido puestos sus ojos en Brasil. Más concretamente en la ciudad de Río de Janeiro, donde hasta el próximo domingo se están disputando los Juegos Olímpicos 2016. Una competición de esta magnitud requiere de un esfuerzo económico importante para el país organizador, ya que son necesarias grandes infraestructuras para recibir a miles de deportistas de todo el mundo y para que se celebren las distintas disciplinas. Pero, ¿qué pasa tras los Juegos Olímpicos?
Una vez que finalizan las competiciones, la mayoría de las instalaciones que han sido sede de los Juegos Olímpicos están condenadas al olvido. Y gracias a Abandoned Berlin tenemos un buen ejemplo de ello. El portal nos ofrece diversas fotografías del estado en el que actualmente se conservan los edificios que fueron protagonistas de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.
80 años han transcurrido desde que la llama olímpica se extinguió en Alemania. Una cita que estuvo marcada por la presencia de Adolf Hitler y por la propaganda nazi, que intentó convertir los Juegos Olímpicos en un refrendo de la superioridad de la raza aria por encima del resto. A pesar de todo uno de los nombres de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 fue el de Jesse Owens, atleta norteamericano de raza negra que consiguió cuatro medallas de oro ante la atenta mirada de Hitler.
Y precisamente la habitación en la que residió Owens en la villa olímpica, la número 5, es una de las pocas que se conservan en buen estado actualmente. No hay que olvidar que tres años después de la finalización de los Juegos Olímpicos tuvo lugar la II Guerra Mundial. Fue entonces cuando la villa olímpica fue reconvertida en academia militar y en hospital de heridos. Posteriormente fue ocupada por los soviéticos, que instalaron allí un centro de interrogación y tortura.
“Ruidos extraños provenían de abajo, después de arriba: la madera chirriante, el empapelado susurrante, el gemido de las puertas, un golpeteo metálico… A pesar de todo continué explorando cada habitación, tomando nuevas fotos del papel pintado de las paredes… No encontré nada destacable, pero me sentía cautivado: por todos lados esa fascinante monotonía, maravillas mundanas; por todos lados una historia desesperada por ser contada. ¿Quién vivió ahí? ¿Qué hicieron? ¿Dónde están ahora?”, explica Ciarán Fahey, el fotógrafo responsable de estas decadentes imágenes.