¿Es posible conocer una ciudad en 180 segundos?

Fotografía por cortesía de Moyan_Brenn vía Visual hunt / CC BY
¿Es posible conocer una ciudad en 180 segundos?

Por mucho que lo intentemos, es difícil llegar a conocer una ciudad de la misma forma que lo hacen sus habitantes, los que han nacido en ellas y llevan viviendo toda su vida ahí. Por eso nada mejor que dejarles ser nuestros cicerones en un peculiar viaje: el que nos propone 180 segundos en la ciudad. Se trata de una iniciativa que intenta presentarnos diferentes ciudades del mundo a través de vídeos de apenas tres minutos.

“Desde Berlín a Bogotá… ¡y de vuelta pasando por Tokio y Calcuta! En 180 segundos surge una imagen de la ciudad en la que veremos lo que nos diferencia a unos de otros”, explican desde los Institutos Goethe y la Escuela Alemana de Periodismo, responsables del proyecto, quienes lanzan las siguientes preguntas al aire: “¿Qué mueve a los habitantes de las ciudades y cómo se mueven? ¿Cómo se tratan mutuamente? ¿Llegan alguna vez a las manos? ¿En qué reparten el tiempo y cómo intercambian sus posesiones? ¿Cómo se imaginan el futuro?”.

Fotografía por cortesía de Visual Hunt
Fotografía por cortesía de Visual Hunt

Jóvenes periodistas y cineastas internacionales recopilan testimonios e impresiones que, sumados en una comparativa intercultural conforman una visión caleidoscópica, una instantánea global y urbana en la que aparece un rostro de ‘su’ ciudad.

A continuación te dejamos con 20 de las historias de 180 segundos en la ciudad:

– Atenas:

En la noche ateniense, un bebé llora bajito. Por la ventana llegan sonidos extraños de una ciudad aún por descubrir. ¿Cómo lo vive el recién llegado?

– Barcelona:

Perseguido por Hamás, el escritor palestino Bassim Al-Nabriss encontró en Barcelona la paz que le gustaría para su país. Mientras se le agota la paciencia esperando un futuro mejor, escribe.

– Burdeos:

José llegó de Portugal a Burdeos con sus padres hace 40 años. Nos guiará por la ciudad a orillas del Garona, en la que las antiguas calles se combinan inseparablemente con la arquitectura moderna.

– Bruselas:

Desde preescolar, Stephan va y viene continuamente en tren a Bruselas. El túnel entre el norte y el sur de la ciudad significa algo particular para él: es, todo a la vez, obra de arte, dolor en un miembro amputado, y el típico acuerdo mutuo belga.

– Calculta:

La población de Calcuta hace una celebración llena de colorido y jovialidad a orillas del río Hugli. La ceremonia, dedicada a la diosa hinduista Durga, marca la festividad más importante del año en Calcuta.

– Darmstadt:

En sus dos misiones, el astronauta Thomas Reiter pasó en total casi un año en el espacio. Desde el centro de Organización Espacial Europea instalado en Darmstadt nos cuenta sus experiencias siderales

– Hamburgo:

St. Pauli no solo es la Reeperbahn. También hay fruta y verdura. Hay gente que la planta en el Gartendeck, y allí también la recogen, la preparan y la comen.

– Lepizig:

Ralph proviene del África occidental; vive en Weißenfels, al lado de Leipzig, y para él el baloncesto lo es todo: su ocupación favorita, válvula de escape para la frustración, perspectiva de futuro.

– Madrid:

La Cañada Real, antaño un camino de pastores, es hoy un asentamiento informal que se extiende a lo largo de 16 kilómetros. A sus nueve años de edad, Fátima nos enseña dónde vive, aprende y juega con sus amigos.

– Montreal:

Olivier Barrette hace el papel de R. Para la sociedad, R., enfermo de esquizofrenia, es un forastero. Cuando le dan permiso para salir unas horas de la clínica, se dedica a fantasear, pero en esas fantasías percibe más de una verdad.

– Moscú:

Dima no oye nada y no puede hablar. Su única manera de percibir el mundo en torno es a través de la vista. Y valiéndose de ella recorre un mundo extraño del metro moscovita.

– Núremberg:

Michael regenta en Núremberg el primer alojamiento en Alemania para refugiados homosexuales (hombres y mujeres) y transexuales: un lugar donde refugiarse del miedo, el odio y la discriminación.

– París:

Una compañía teatral flotante: 180 segundos desde el Sena, donde está ahora mismo amarrada la «Péniche Opéra».

– Oslo:

Thomas huyó de la antigua RDA en 1979. Hoy vive en Oslo. Violinista en la Ópera Nacional noruega, sabe bien una cosa: en tierra extraña, la música puede otorgarnos la sensación de estar en nuestra tierra.

– Pekín:

Antaño una aldea limítrofe con Pekín, Yuegezhuang se llenó de vida en la década de 1980 al asentarse allí emigrantes llegados de la provincia sureña de Jiangxi. Han pasado ya tres décadas, pero aún siguen siendo forasteros en la ciudad.

– Río de Janeiro:

La cineasta Anna Azevedo conoce en la Plaza del 15 de noviembre a una vendedora de antigüedades que ofrece cosas sencillas, pero embrujadas.

– Roma:

Su ciudad suele darle la impresión de estar sola y en dificultades. Aun así, a Simona le gusta llevar una vida normal, una vida romana, pese a ir en silla de ruedas y no hablar como los demás.

– San Sebastián:

Carmen no habla vasco, aunque ha vivido siempre en el País Vasco. Para superar este extrañamiento respecto a su propia cultura, se ha matriculado en un curso intensivo en un Barnetegi, un internado para adultos.

– Sydney:

Shobana es de Sri Lanka. Vive en Australia desde 1998. En Sydney da clases de danza clásica hindú y ayuda a emigrantes a hacerse una nueva vida en tierra extraña.

– Tokio:

Eriko, artista sonora, captura las armonías y disonancias de Tokio. Saca de su contexto sonidos cotidianos y experimenta con la poesía entre el ruido blanco y el ruido de la lluvia.

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