Moncloa. Las cuatro estaciones

‘El País’ emite el documental que loa a Sánchez y emula al NO-DO franquista: «Siempre va impecable»

Pedro Sánchez documental

No podía ser otro que El País -diario oficial del sanchismo- el que estrene el documental maldito Moncloa. Cuatro estaciones. Cuatro episodios dirigidos por Curro Sánchez Varela que se acabaron en 2023 y que ninguna cadena o plataforma ha querido emitir. Sólo podrán verlo los suscriptores premium al periódico de Prisa que pagan 15 euros al mes, ya que las televisiones privadas se negaron a comprar los derechos para emitirla y las empresas que lo producían, Secuoya Studios y The Pool, no querían que se emitiera en la televisión pública. El documental sólo busca humanizar a Sánchez, y mostrarlo empático, sosegado y muy campechano, algo que no es.

La serie lleva por título Moncloa. Cuatro estaciones. Se trata de una producción de cuatro capítulos que comenzaron a grabarse en marzo de 2022 y se prolongaría hasta marzo o abril de 2023. ​​En un primer momento, después de que se conociera el tráiler, las productoras de la serie, Secuoya Studios y The Pool, negaron que hubiera un pacto entre Netflix y las empresas para emitir el contenido. También dieron a conocer que su deseo era que no fuera «a una televisión pública» porque eran conscientes de lo que esto podía suponer. Su idea era comercializarla en las privadas: «Esto es una serie documental con vocación de terminar en un canal o plataforma privada». Finalmente, después de tocar varias puertas de cadenas tradicionales y de plataformas conocidas, han optado por regalárselo a El País.

Dicen, desde el diario de Prisa, que éste es un «documental maldito» que nadie lo quiere por culpa de la polarización social. Lo cierto es que, visto el primer capítulo, no hay duda de que Moncloa. Cuatro estaciones es pura propaganda que haría sonrojar al NO-DO franquista: todo resulta frío, falso y aburrido. Y da hasta vergüenza ajena ver a Sánchez dando órdenes a los suyos como si nadie supiera que les están grabando desde todos los ángulos.

Una de las escenas más desopilantes es cuando desayuna con la imputada Begoña Gómez. Ni una muestra de cariño, ni una mirada cómplice. Aterrados por la presencia de una cámara, un rígido y tenso Sánchez finge leer Le Monde junto a la captadora de fondos de la UCM el 5 de abril de 2023 en el que la entrada de Finlandia a la OTAN copa las portadas. Es imposible no ver el documental y no acordarse de Franco, ese hombre, el documental de 1964 de José Luis Sáenz de Heredia. Son como dos gotas de agua con 60 años de diferencia.

Así es el primer episodio

El capítulo, titulado Primavera: el precio de la guerra, comienza recorriendo el palacio de La Moncloa de buena mañana. Vemos las cocinas, salones, jardines y salas de reuniones mientras el personal de servicio habla del lugar. Muy poco tarda en aparecer Pedro Sánchez, bajo una música heroica, caminando solo por los caminos del jardín y los pasillos del edificio, cabizbajo y con cara de estar salvando al mundo en cada segundo.

Tras unos títulos de crédito que recuerdan a los de La casa de papel (ya saben, esa famosa serie sobre ladrones), vemos cómo un empleado recoge los periódicos del día en un quiosco y se los entrega, ya en Moncloa, a José María Posada, un camarero de palacio que llegó para hacer un extra de 15 días en 1978 y que ahí sigue. También habla el jefe de cocina, José María Roca, Ambos, que empezaron trabajando juntos, hablan maravilla de todos los presidentes que ha habido en democracia. «Nos han tratado muy bien. Han sido muy comprensivos con la cocina. A todos les gustaba comer».

Begoña Gómez y Pedro Sánchez en 'Moncloa. Cuatro estaciones'.
Begoña Gómez y Pedro Sánchez en ‘Moncloa. Cuatro estaciones’.

Y pasamos al desayuno. «Yo no voy a comer mucho hoy», le dice Pedro Sánchez a su mujer, Begoña. Los dos están perfectamente maquillados para las cámaras, aunque se acaben de despertar. La mesa está llena de periódicos y el presidente simula estar echando un vistazo.

Las cámaras siguen a Sánchez hasta el consejo de ministros donde personajes como Miquel Iceta, Yolanda Díaz o Irene Montero aparecen por allí tomando café y charlado con sus compañeros para luego ir a la reunión. Hay un momento muy curioso que, entre risas, Iceta le dice a Yolanda Díaz, delante de Sánchez, que el presidente debería parecer más como una víctima para ganarse el favor de la gente: «Siempre va muy bien puesto”. Díaz responde que ésa es la labor de su líder «siempre bien puesto». «Sufrir, sufrimos, Miquel», contesta Sánchez.

Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y Miquel Iceta en 'Moncloa. Cuatro estaciones'.
Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y Miquel Iceta en ‘Moncloa. Cuatro estaciones’.

Tras las charlas y el café, los ministros dejan fuera de la sala sus móviles, y comienza la reunión. Las cámaras tampoco pueden acceder.
Durante los siguientes minutos se nos detalla la historia del palacio y se nos informa de que en Moncloa trabajan unas 2.000 personas diariamente.
Se nos presenta después a Oscar López, entonces director de Gabinete, al que sus empleados llaman «nuestro director de orquesta. La persona más cercana al presidente». A Sánchez y a él se les ve paseando por el jardín, hablando de la agenda oficial y comentando «las buenas notas que saca» la hija del líder socialista.

Ucrania y la libertad de expresión

Y, tras casi veinte minutos de metraje, llegamos a lo que se supone que es el meollo del capítulo: la invasión rusa en Ucrania. El problema es que -como ocurre en todo el episodio- no se transmite tensión o emoción alguna con lo que se está narrando. A pesar de las imágenes de archivo de la guerra y de los efectos de sonido, todo parece encorsetado y medido. Los funcionarios y, por supuesto, el propio presidente, parecen bustos parlantes atrapados en un guión.

Pedro Sánchez
Pantallazo de ‘Moncloa. Cuatro estaciones’.

Nos revelan cómo Sánchez preparó su comparecencia sobre la guerra en Ucrania. Una sucesión de escenas sin alma en las que el presidente se pone en plan didáctico. Nunca vemos a la persona, vemos a un señor que constantemente está en modo venta, posando y engolando la voz para que parezca que todo lo que dice es de una importancia vital.

Para los que duden de la politización del documental, hay una escena interesante en la que Sánchez habla con sus asesores sobre la prohibición de varios medios rusos que ellos consideraban «propagandistas». «No estamos censurando periodismo ruso. La sanción se refiere a operadores y no a periodistas». Quieren dejar muy claro que ellos nunca, jamás, van a atentar contra la libertad de prensa…

Cartel de ‘Moncloa. Cuatro estaciones’.

La guerra con Podemos

El momento más interesante del capítulo es cuando vemos a la por entonces ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030l, Ione Belarra,  llamando al partido socialista «partido de la guerra»; por ello, Sánchez se plantea ir o no a un acto del Ministerio de Igualdad que hay ese día. Al final, el presidente accede a ir porque, para él, el movimiento feminista es más importante. No profundizan más en la guerra entre el PSOE y Podemos. Sólo muestran lo supuestamente entregado que es Sánchez. No existe, en Moncloa. Cuatro estaciones, ni la más mínima intención de cuestionar lo que se está viendo.

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