Feria de Salamanca: Emilio de Justo corta dos orejas mientras Antonio Ferrera se lleva una
El diestro extremeño Emilio de Justo, con una oreja de cada toro de su lote, ha salido esta tarde a hombros en el tercer festejo de la feria de Salamanca, en la que Diego Urdiales ha dejado detalles muy toreros en su segundo toro, mientras que Antonio Ferrera ha tenido una actuación para olvidar.
Abrió la tarde un toro muy manso de salida, que nada más sentir la puya del picador intentó saltar varias veces al callejón ante el desconcierto generalizado en el ruedo. Pero luego sacó nobleza el de Montalvo en la muleta de un Ferrera que anduvo entre notables desigualdades en una faena a la que le faltó limpieza, compromiso, más ajuste y, sobre todo, mejor rúbrica con los aceros.
Y para completar su mala tarde en Salamanca, Ferrera no quiso ni ver al cuarto, con el que se inhibió totalmente, muy desconfiado ante un toro que, aunque quisieron dar a entender que era un auténtico demonio, realmente no se comió a nadie. Además, para más inri, remató el petardo con un mitín de los buenos en la suerte suprema. Pitos para él.
Urdiales se estrelló de bruces con un segundo corrida muy deslucido por lo reservón que fue y lo mucho que se defendió, un toro imposible con el que el riojano no tuvo otra que abreviar. La estocada, eso sí, fue de manual.
Pudo desquitarse, en parte, con el insulso quinto, que, aunque no le permitió redondear faena de triunfo, al menos sí le dejó firmar pasajes de su maravillosa tauromaquia: algún lance suelto, un par de chicuelinas, la torería de la apertura por alto, algún derechazo exquisito, otros naturales de preciosa lámina. Fogonazos sueltos de Urdiales, al que le faltó mayor contundencia con los aceros.
Emilio de Justo le cortó una oreja al toro de su debut en La Glorieta, un animal que tuvo nobleza lo poco que duró y al que el extremeño toreó con mando y buena expresión en las primeras tandas por el derecho.
Al natural aquello empezó a perder fuelle, como el propio toro, que acabó aplomándose en los últimos compases de su lidia, obligando al matador a rematar su quehacer en la distancia corta en un fin de obra emocionante por el valor que exhibió. Funcionó la espada y paseó el reseñado trofeo.
Amarró la Puerta Grande el torero de Torrejoncillo (Cáceres) en el sexto, sobrero de otro sobrero que sustituyó al titular, ambos devueltos tras inutilizarse. Este sobrero tris fue un toro también insípido al que De Justo le robó pases de uno en uno pero muy bien ejecutados por colocación y por interpretación. Buena estocada y, aunque el puntillero dio un sainete, acabó cortando una oreja más.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Montalvo, el sexto como sobrero tris, bien presentados en líneas generales y de juego desigual. Tuvo nobleza el manso primero; imposible el reservón y complicado segundo; manejable lo que duró el tercero; inédito quedó el cuarto; insulsos quinto y sexto.
Antonio Ferrera (verde botella y oro): tres pinchazos, estocada que hace guardia y descabello (palmas tras aviso); dos pinchazos, estocada corta defectuosa y cinco descabellos (pitos).
Diego Urdiales (rioja y oro): estocada (silencio); pinchazo hondo y dos descabellos (ovación tras aviso).
Emilio de Justo (añil y oro): estocada (oreja); gran estocada (oreja tras dos avisos).
La plaza registró tres cuartos de entrada dentro del aforo permitido por la covid.