El parricida de Castellón minutos después del crimen: «Era la única forma de solucionarlo»
Acto seguido, salió de la vivienda, en el primer piso, subió a la azotea y se lanzó al vacío desde el sexto piso quitándose la vida
A las 3:30 de la madrugada la mujer de Miguel Ángel (40 años) se despertó sobresaltada por el grito desesperado de uno de sus hijos, se levantó corriendo y se encontró a su marido ensangrentado. Miguel Ángel acababa de asesinar a puñaladas al hijo de 12 años de la pareja y había intentado sin éxito matar también a su hija, de 10. El parricida de Cabanes miró a su mujer a los ojos, le dijo que «era la única forma de solucionarlo». Salió de la vivienda, en el primer piso, subió a la azotea y se lanzó al vacío desde el sexto piso quitándose la vida.
La menor de diez años se recupera en el Hospital General de Castellón de una cuchillada en el tórax. Todo parece indicar que su vida, afortunadamente, no corre peligro.
No queda mucho por investigar en el caso que ha conmocionado a la localidad castellonense de Cabanes. Muerto el asesino, la causa judicial se extingue. Los hechos están claros: Miguel Ángel apuñaló a sus hijos y luego se tiró desde la azotea.
No quería fallar, tomó impulso para sortear los vehículos aparcados y se estrelló en medio de la calle. Terrible. Lo único que falta es el motivo, aunque para los investigadores ese es el último paso de su trabajo.
Antes se trata de determinar quién comete el delito y cómo lo comete. El motivo del suceso ocupa la última prioridad de los investigadores de la Guardia Civil y en ello están ahora.
No parece un caso de violencia de género. El juzgado de instrucción número 1 de Castellón lleva de momento el asunto en funciones de guardia. Si encuentra el menor indicio de violencia de género se inhibirá a un juzgado especializado.
Sin embargo, no consta ni una sola incidencia de este tipo en la pareja protagonista del suceso. No había denuncias previas por maltrato o similar. La madre de la víctima y mujer del parricida asegura que no discutían, que era un padre al uso y su relación de pareja era de lo más normal.
Los vecinos del Edificio Costamar de Ribera de Cabanes lo corroboran. La pareja del municipio madrileño de Getafe acudía desde hace una década a disfrutar del piso propiedad de la familia en la playa Cabanes y nunca habían dado problemas ni indicios de llevarse mal. Los que le conocían le definen como un padre atento y un vecino amable.
Entonces, ¿que ocurrió con Miguel Ángel para que acuchillara a sus hijos y se arrojara por la azotea? Ni su mujer se lo explica. Los investigadores ya saben que Miguel Ángel dejó su trabajo recientemente y estaba en paro. Su mujer arroja algo de luz al asunto y cuenta que desde el día anterior le había cambiado el carácter. Miguel Ángel dejó de hablar 24 horas antes de matar a su hijo. El hombre se tornó callado, se le ensombreció el gesto.
Estuvieron juntos hasta el filo de la madrugada y ella se fue a dormir. Hora después se despertó con la tragedia y la última frase de su marido antes de quitarse la vida: «Era la única forma de solucionarlo».
Ahora la Guardia Civil bucea en los antecedentes médicos del parricida y en la relación familiar, buscan el motivo que desencadenó el crimen y posterior suicidio aunque quizá sólo Miguel Ángel lo supiera.