El okupa marroquí que ha matado a la hija de su casero había sido denunciado por las víctimas

Yahya Mazouri, el okupa de 27 años y origen marroquí, fue acogido por el padre de la víctima en el local comercial de Pamplona donde viven más personas. Ya desde el principio, el homicida comenzó a dar problemas a los demás inquilinos y el dueño del local intentó echarle, pero él se negaba y no pagaba el alquiler. Esta madrugada mató a puñaladas a la hija de su casero. El padre de la víctima ha asegurado que el crimen podía haberse evitado, ya que había denunciado hasta en tres ocasiones al agresor por amenazas a su hija e incluso había pedido una orden de alejamiento.

Isidro Villar, el padre de la joven Kayle Villar de 20 años asesinada a puñaladas, denunció al okupa marroquí por amenazar de muerte a su hija, una de las inquilinas de este local comercial panelado con pladur en habitaciones individuales. El magrebí había llegado hace tres meses y el casero lo alojó en un trastero para evitar que se quedara en la calle, sin embargo comenzó a tener problemas por su trato violento al resto de inquilinos.

La última vez que el casero denunció al okupa magrebí fue el pasado domingo. Le había denunciado por allanamiento de morada, y cuando fue a echarle el okupa agredió al dueño y a su mujer. Denunciado también por agresiones, la Policía le detuvo pero quedó en libertad.

Amenaza con matar al resto de inquilinos

Esta madrugada de domingo, Yahya ha consumado su venganza. Armado con un cuchillo de gran tamaño ha acudido a la habitación de la hija del casero y tras aporrear la puerta, ha conseguido que la víctima saliera y la ha apuñalado en el pecho en varias ocasiones. A continuación, ha amenazado al resto de inquilinos con hacerles lo mismo si contaban lo que había pasado.

Cuando la Policía Municipal de Pamplona ha acudido alertada por una presunta reyerta, se ha encontrado con la víctima malherida y con el agresor, que les ha abierto tranquilamente la puerta y se ha entregado. La mujer ha muerto poco después en el hospital a causa de las graves heridas que había recibido.