La hija de los ancianos asesinados en Guanarteme celebra la reapertura del caso: «Conocemos al asesino»
Los padres de Loly desaparecieron en 2012 y sus restos fueron encontrados en un barranco en 2017
La familia de las víctimas consigue que se vuelva a investigar el misterioso asesinato
La esperanza de Loly Quesada, una de las hijas del matrimonio de ancianos víctima del misterioso crimen de Guanarteme (Las Palmas de Gran Canaria) ha renacido con ímpetu. Todo parecía perdido después de 12 años de lucha para sentar en el banquillo al sospechoso de los asesinatos de sus padres, pero el destino es caprichoso y la Audiencia Provincial acaba de ordenar que se reabra la investigación del caso, archivado inicialmente por el Juzgado de Instrucción número 7. «Han visto la gran injusticia que se iba a hacer con mis padres, está siendo muy duro porque sabemos quién fue el que los mató y los abandonó enterrados en un barranco, pero por fin volvemos a confiar en la Justicia», apunta esta mujer menuda capaz de luchar como un gigante con la ayuda de sus hermanas para que la investigación por el crimen de sus padres no acabe olvidada en el fondo de un cajón.
La noticia le ha llegado por sorpresa a Loly cuando hacía unos recados en un centro comercial de la ciudad en la que sus padres desaparecieron sin dejar rastro hace más de una década. Ha sido a través de la prensa y Loly apenas podía creérselo, emocionada, no acertaba a describir el momento. «Lo primero que he hecho ha sido llamar a mis hermanos (son cuatro chicas y un chico), no podía ni explicárselo, he tenido que salir a la calle a respirar a y a llamarlas sin tanto ruido de fondo», cuenta Loly todavía conmovida por la noticia. Luego ha caído en la cuenta de que tenía que confirmar la noticia con su procurador, algo que ha hecho posteriormente.
Mientras Loly cuenta como ha vivido este gran momento la familia de las víctimas, al otro lado del teléfono se escuchan expresiones emocionadas, que alternan el llanto y la alegría. No es para menos, los hermanos llevan doce años luchando por saber qué le ocurrió a sus padres, convencidos de la identidad del asesino y compartiendo la misma ciudad con él.
El sospechoso
La última vez que se vio con vida a Antonio Quesada y Ana María Artiles fue en marzo del año 2012 y estaban en compañía del principal investigado: el subdirector de su sucursal bancaria de confianza en Las Palmas de Gran Canaria. El hombre que gestionaba el dinero y el patrimonio de los dos ancianos de 76 y 74 años.
Los dos ancianos tuvieron una cita con el subdirector cuando la oficina estaba cerrada al resto del público. Exactamente a las 18:32 horas de ese día las cámaras graban como el matrimonio y el subdirector salían juntos del banco. Ya nunca se les volvería a ver con vida.
El 20 de agosto de 2017 un cazador encontró los huesos del matrimonio enterrados en el Barranco de las Vacas, en la localidad de Agüimes. En 2018 la Policía detuvo al subdirector del banco tras descubrir que estafaba a los clientes con un perfil similar al del matrimonio asesinado, hechos por los que fue despedido de la sucursal.
El relato del sospechoso no cuadró con los datos extraídos de su teléfono móvil. Sus declaraciones se llenaron de contradicciones. Tras varios días en prisión provisional, el juez le soltó por falta de pruebas y le mantuvo investigado hasta junio de 2023, momento en que sobreseyó provisionalmente la investigación contra el subdirector y decretó el archivo de la causa.
Nuevos indicios
Ahora, la Audiencia ha anulado el archivo y ha resucitado el caso ordenando que se practiquen nuevas pruebas y se llame a declarar a nuevos testigos, aceptando el recurso interpuesto por su abogada, Patricia Catalina, contra el ya único sospechoso en el que incluso se señala que tuvo que recibir ayuda de un tercero.
Esos indicios que ahora se van a investigar arrancan tres años antes de la desaparición de los ancianos. Entonces, alguien retiró 78.000 euros de su cuenta bancaria falsificando su firma. La Policía sospecha que fue el subdirector, que por entonces pasaba por una mala racha económica. Ahora, 12 años después del crimen, se van a estudiar a fondo esas firmas.
El día de la desaparición, el subdirector fue la última persona que estuvo con los ancianos. Esa noche, apuntan en su escrito los hijos de las víctimas, el subdirector condujo desde el banco hasta la zona donde se encontraron los restos de los ancianos. «Él dice que andaba buscando un taller para su coche y que llamó a su mujer desde Jinámar, pero la llamada que hizo con su móvil la recogió el único repetidor de la zona de Agüimes. La zona donde años después se encontraron los cadáveres de mis padres», apunta Loly Quesada.
La foto de los zapatos de las víctimas
La Policía registró el coche del subdirector y los reactivos dieron positivo sangre en el maletero, sin embargo, no se encontró ni un resto ni de sangre, ni de pelos, ni de otro tipo de ADN. El presunto asesino mostraba una herida en la cabeza en las fechas que coinciden con la desaparición de los ancianos.
También se halló en el móvil del subdirector una foto de unos zapatos exactamente iguales a los que llevaba puestos Ana María Artiles el día que la mataron. Esos zapatos nunca se encontraron en el lugar del enterramiento. Ahora la Audiencia Provincial va a permitir que se analice a fondo esa foto para averiguar cuándo fue tomada, por quién y en qué condiciones.
Loly y sus hermanos se saben el caso al dedillo y siguen señalando al sospechoso: «No los mataron para robarles sus pertenencias, la Policía encontró la cartera de mi padre junto a su cadáver, con dinero, los mataron para ocultar delitos mucho más graves, los de estafa».
Loly, Miriam y el resto de hermanos van a seguir batallando para que se esclarezca el doble crimen de Guanarteme, de momento han conseguido que la Justicia reabra el caso y la Policía siga investigando para sentar en el banquillo al culpable del asesinato de sus padres.
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