Funcionarios de prisiones

La Generalitat destituye el director de la prisión donde fue asesinada una cocinera

asesinato cocinera
Manifestantes en protesta contra el asesinato de una cocinera. (Foto: Ep)
Paloma Guardia

Paco Romero, el director de la prisión de Mas d’Enric en la que asesinaron a una cocinera, ha sido cesado por la Conselleria de Justicia, Derechos y Memoria de la Generalitat, después de que pusiera su cargo a disposición.

Según ha informado el departamento en un comunicado este miércoles, el directivo había puesto a disposición su cargo dos semanas después del asesinato de una cocinera de la cárcel a manos de un preso que después se suicidó.

La Conselleria afirma que decisión ha sido «meditada» y consensuada con la dirección de la Secretaría de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima, que ostenta Amand Calderó.

El pasado 13 de marzo un preso mató a puñaladas a una de las cocineras del centro penitenciario y después se suicidó cortándose el cuello. Los funcionarios de prisiones fueron los primeros en descubrir los cadáveres en una de las cámaras frigoríficas de las cocinas e intentaron reanimar a la víctima y al interno, pero no lo consiguieron.

La víctima, personal del Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE), se encargaba de controlar a los internos que trabajan en la cocina del centro, entre ellos a su asesino.

El preso, que cumplía condena en Tarragona, cometió el crimen con uno de los cuchillos que se permiten usar a los internos destinados en las cocinas, como era el caso del homicida. El preso formaba parte del módulo 6 de la prisión.

Una medida, la de permitir el acceso a cuchillos por parte de los internos, muy criticada entre los funcionarios de prisiones, que la califican de poco controlada.

Fuentes penitenciarias confirman a OKDIARIO que habitualmente se deja por servicio un mínimo de 5 cuchillos de diferentes dimensiones a los internos, incluidos aquellos que tienen delitos de sangre.

Ya había alertado del peligro

Nuria, la cocinera asesinada, había alertado en un informe de la peligrosidad y conflictividad del interno que ha terminado matándola a puñaladas, pero el departamento de prisiones de la Generalitat la ignoró. El preso fue dado de baja en el programa de cocina por un tiempo y al poco volvieron a reintegrarlo y la asesinó.

Nuria tenía 48 años, era la responsable del taller de cocina y estaba contratada por el Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE). Iulian, el preso asesino que la mató y posteriormente se suicidó, se encontraba en el módulo de los internos más violentos, pero por buen comportamiento se le permitió trabajar elaborando la comida diaria del centro penitenciario.

Los funcionarios llevan años demandando más protección y personal ante la ola creciente de graves agresiones que sufren por parte de los presos y no comprenden cómo se había permitido el acceso a armas blancas a un preso condenado previamente por un horrible asesinato machista.

Los funcionarios en pie de guerra

El crimen de la cocinera a manos del preso de la cárcel de Mas d’Enric es un punto de inflexión para todos los sindicatos penitenciarios como CSIF o Tú Abandono Me Puede Matar (TAMPM), que llevan años denunciando el incremento de la violencia en las cárceles catalanas, tanto entre presos como contra los trabajadores.

Los funcionarios y trabajadores de las cárceles de Cataluña «le han declarado la guerra» a la Generalitat y piden la dimisión irrevocable de la consejera de Justicia, Gemma Basart, y del secretario de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima, Amén Calderón, para que cambie la errática política del Gobierno Catalán en materia penitenciaria.

Los sindicatos creen que el asesinato de Nuria se habría podido evitar, pero «la Administración de Cataluña no ha hecho nada para frenar la violencia en las cárceles», cuyas cifras se han triplicado desde 2016.

Así lo expresan en un comunicado desde CSIF tras el asesinato de la cocinera a manos del preso: «No puede expresarse con palabras la profundidad de todo lo que sentimos. La rabia, la impotencia y la tristeza nos invaden. Hemos perdido a una compañera. Nos la ha matado un interno, pero también la desidia, las políticas profundamente equivocadas e irracionales, voluntaristas, disfrazadas de un buenismo incomprensible y a la postre criminal que ha puesto fin a la vida de Nuria».

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