ARAGÓN

Funcionarios de prisiones piden un cambio tras el asesinato de Nuria: «Mañana podríamos ser nosotros»

Este viernes, los funcionarios de prisiones se han vuelto a concentrar para manifestar su abandono

En 2017, se modificó el protocolo específico para contabilizar agresiones

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Paula Ciordia

En Zaragoza, este viernes decenas de funcionarios de prisiones aragoneses se han concentrado en la plaza España, para continuar con las protestas iniciadas en la cárcel de Zuera, al cumplirse una semana, del homenaje celebrado por un centenar de funcionarios de prisiones a las puertas del penal, con un minuto de silencio por Nuria, cocinera y agente social que trabaja en las cocinas de la cárcel de Mas d’Enric, en Tarragona.

Los funcionarios de prisiones de Zaragoza, realizaron este gesto coordinados con otros compañeros de España, para mostrar su solidaridad por Nuria, la mujer asesinada por un preso a quien había alertado previamente, a través de un informe, que el recluso no estaba preparado para integrarse en la cocina, donde realizaba labores por las que percibía un sueldo.

Hay que recordar que el asesino de Nuria había entrado a la cárcel por degollar a su pareja, y que Nuria murió también a manos de este criminal fruto de las cuchilladas que le asestó con uno de los cuchillos que manipulaba en la cocina de la cárcel, y después terminó suicidándose.

El terrible suceso de Nuria se podría haber evitado, lamentan sus compañeros de toda España, para los que este crimen ha supuesto un punto de inflexión ante una inseguridad creciente en los penales del país, mientras se convierte en un crimen machista silenciado por el feminismo oficial.

Funcionarios de prisiones en Zaragoza: «Sabíamos que pasaría»

En Zaragoza, los funcionarios de prisiones advierten que el asesinato de Nuria no será la última agresión mortal si no hay un cambio en las políticas. «El asesinato de Nuria era algo que sabíamos que iba a pasar, lo sufrimos también en Zuera», explican. «Es lo mismo que pasó en Barbate con los guardia civiles asesinados por los narcos. Y aquí no pasa nada», añaden.

«El ministro Marlaska ni tan siquiera se ha dignado a expresar sus condolencias, ni en un mísero comentario en X», señalan los funcionarios de esta prisión de Zaragoza, que en 2023, fue considerada como el centro penitenciario más peligroso de España, en el ranking de peligrosidad.

Ésta como el resto de penales están atravesado el periodo más violento de los últimos nueve años en España, fruto de las bandas, la extranjería, islamismo y la sobreocupación.

Las políticas del buenismo

Una funcionaria de Zuera, que pide mantenerse en el anonimato por miedo a las represalias, explica a OKDIARIO el caldo de cultivo que se lleva gestando en las cárceles de España por las políticas «buenistas» que convierten a los presos en «internos de cristal».

Relata que los funcionarios de prisiones «se les expedienta a la mínima», mientras que a los presos se les premia con «módulos de respeto». «Estamos vendidos, no hay disciplina con las actuales políticas de tratamiento», denuncia esta funcionaria que lleva 15 años ejerciendo su profesión, y que ha visto cómo en solo cinco años se ha producido un cambio total en las cárceles.

«El actual Gobierno de Sánchez está pactando con los que nosotros custodiamos», denuncia indignada refiriéndose a los terroristas de ETA.

Además, explica cómo los internos utilizan la agresión a los funcionarios de prisiones como método de escape entre ellos mismos cuando se deben dinero. «A veces, se deben dinero entre ellos, con sus trapicheos, y quieren escapar de ellos mismos, por lo que pegan a un funcionario con el objetivo de salir de ese módulo».

Todos los días, este colectivo de trabajadores sufre agresiones, los presos les escupen, una dinámica que se ha visto intensificada ante la impunidad con la que los presos se encuentran cuando cometen agresiones y que no queda reflejada en las cifras publicadas por la por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias (SGIP), tras el protocolo específico para contabilizar agresiones aprobado a finales de 2017, por dicha secretaría y los dos sindicatos generalistas CSIF y UGT-Acaip.

Se trata de un protocolo que impuso un criterio distinto del resto de la Administración General del Estado, con lo que «se consiguió blanquear los datos totales de agresiones» para que las citadas amenazas de muerte, empujones, tocamientos, etc., no se contabilizasen, denuncia el sindicato Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM).

«No tenemos medios ni tampoco formación, lo que aplicamos es la experiencia, y se nota mucho las nuevas generaciones de jóvenes funcionarios que vienen con una nuevas bases afines a las nuevas políticas buenistas, lo que nos está generando incluso problemas entre nosotros», expresa.

En las dos últimas semanas, en la cárcel de Zuera han sufrido tres agresiones. Ninguna hasta este viernes había salido a la luz. «Este semana agredieron a un jefe de servicios, también a otro compañero y la semana pasada un preso cogió del cuello a un compañero y casi lo mata, esto es continuo», revela esta trabajadora. Pero ellos todavía no son considerados ni agentes de la autoridad ni profesión de riesgo. ¿Hasta cuándo?

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