Santoral

¿Qué santos se celebran hoy, miércoles 3 de septiembre de 2025?

santos 3 septiembre
San Gregorio I Magno.
Blanca Espada

¿Qué santos se celebran hoy, miércoles 3 de septiembre de 2025? El calendario de la Iglesia  Católica para este día celebra a un buen número de santos aunque de forma especial, destaca la figura de San Gregorio Magno, que fue uno de los Papas más influyentes de todos los tiempos y del que os ofrecemos a continuación, todos los detalles.

Pero San Gregorio Magno, no es el único santo al que se recuerda en esta fecha. El día también nos invita a mirar hacia San Marino, fundador de la pequeña república que aún lleva su nombre; a Santa Febe, mencionada incluso en las cartas de San Pablo; y a San Remaclo, monje y obispo que dejó huella en las tierras de la actual Bélgica. Detrás de cada uno de ellos hay historias muy distintas: la de un humilde ermitaño que dio origen a una comunidad, la de una mujer que ayudó a los primeros cristianos y la de un monje que levantó monasterios en tierras fronterizas. Todas ellas os las contamos a continuación, además de enumeraros al resto de santos en este día.

San Gregorio Magno

Nacido en Roma hacia el año 540, en medio de una ciudad debilitada por guerras, pestes y hambrunas, Gregorio supo unir lo espiritual con lo práctico. Al principio parecía destinado a una vida de prestigio: pertenecía a una familia noble y llegó a ser prefecto de la ciudad. Pero dio un giro inesperado y se retiró como monje a una de sus propiedades convertida en monasterio. Esa etapa de silencio marcó su vida para siempre.

Elegido Papa en el año 590, tuvo que enfrentarse a retos enormes: el avance de los lombardos, la debilidad del Imperio Bizantino y la amenaza constante de carestías. Sin embargo, no se dejó paralizar. Organizó el reparto de alimentos, negoció treguas políticas y, al mismo tiempo, envió misioneros a Inglaterra para evangelizar a los anglosajones.

Gregorio dejó también una herencia escrita impresionante. Sus homilías y comentarios bíblicos, escritos con un estilo claro y directo, llegaron a todos. No eran tratados para eruditos, sino palabras pensadas para alimentar al pueblo sencillo. Quizá por eso todavía hoy se le considera uno de los cuatro grandes Padres latinos de la Iglesia, junto a Ambrosio, Jerónimo y Agustín.

San Marino

A finales del siglo III, en tiempos todavía marcados por las persecuciones, un hombre llamado Marino dejó su tierra natal, en la costa dálmata, y llegó hasta Rímini, en Italia. Su oficio era sencillo: cantero. Se dedicó a reconstruir muros y edificios dañados, pero lo que realmente le daba fuerza era la oración.

Poco a poco, Marino buscó mayor soledad. Subió hasta el Monte Titano, un lugar escarpado y tranquilo, donde levantó su refugio. Allí vivió como ermitaño, dedicado al trabajo manual y a la oración. Pero no lo hizo en aislamiento total: personas de la zona lo buscaban en busca de consejo y pronto se formó en torno a él una pequeña comunidad.

De ese núcleo nacería con el tiempo algo insólito: la ciudad y república de San Marino, considerada hoy el Estado soberano más antiguo del mundo. La tradición cuenta que una noble, convertida por él, le regaló aquellas tierras, que terminaron convirtiéndose en símbolo de independencia y libertad.

Santa Febe

Santa Febe es mencionada por San Pablo en la carta a los Romanos que la presenta como «Diaconisa de la Iglesia de Cencreas», un puerto cercano a Corinto. Y la recomienda con afecto a la comunidad romana, pidiendo que la reciban como a una hermana y que la ayuden en lo que necesite. Muchos estudiosos creen que fue ella quien llevó en mano la carta hasta Roma, convirtiéndose en la primera portadora de este texto fundamental.

Más allá de los detalles históricos, Febe representa a las mujeres que sostuvieron los primeros pasos de las comunidades cristianas. No fue mártir ni monja, pero sí ejemplo de servicio discreto, alguien que acompañó y sostuvo a otros con fe firme. Su memoria litúrgica cada 3 de septiembre recuerda precisamente eso: la importancia de quienes ayudan sin buscar protagonismo.

San Remaclo

La figura de San Remaclo nos traslada a la Europa del siglo VII. Nació en Aquitania y se formó en la tradición monástica que hundía sus raíces en la espiritualidad de San Columbano. Hombre de carácter firme, pronto se le encomendó la misión de fundar monasterios en tierras fronterizas del reino de Austrasia.

Así nacieron las abadías de Malmedy y Stavelot, en lo que hoy es Bélgica. No eran simples refugios de oración: en torno a ellos se desarrolló vida agrícola, se trabajó la tierra y se organizó la vida de comunidades enteras. Pero Remaclo no fue sólo abad. También recibió la dignidad episcopal en Maastricht, desde donde impulsó la vida cristiana en una región marcada por tensiones políticas y culturales. Falleció hacia el año 663 y fue venerado pronto como santo. Su influencia se dejó sentir durante siglos en la región, hasta el punto de que su nombre sigue presente en iglesias y tradiciones locales.

Otros santos que se celebran el 3 de septiembre:

Junto a los mencionados, en este día se celebra también a estos otros santos:

  • Santa Basilisa de Nicomedia, virgen y mártir
  • San Sandalio de Córdoba, mártir
  • San Mansueto de Toul, obispo
  • San Macanisio de Hibernia, obispo
  • San Auxano de Milán
  • San Vitaliano de Caudium, obispo
  • San Aigulfo de Lérins y compañeros, monjes
  • San Crodogango de Sées, obispo y mártir
  • Beato Guala de Brescia, obispo
  • Beato Bartolomé Gutiérrez y cinco compañeros, mártires
  • Beata Brígida de Jesús Morello
  • Beato Andrés Abel Alricy y setenta y un compañeros, mártires
  • Beatos Juan Bautista Bottex, Miguel María Francisco de la Gardettte y Francisco Jacinto le Livec de Trésurin, mártires
  • San Juan Pak Hu-jae y cinco compañeras, mártires

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