Una psicóloga analiza a Montoya y saca una clara conclusión: «Tiene el síndrome del…’
Montoya está atravesando una situación complicada tras 'Supervivientes'
El influencer ha optado por apartarse de los medios durante una temporada
Montoya ha tenido mucho éxito, pero quiere descansar antes de volver a la acción
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La imagen de seguridad que proyectaba en sus primeras apariciones dista mucho del tono con el que se ha dirigido a sus seguidores en los últimos días. Lo que parecía una carrera ascendente y estable se ha transformado en una ruptura temporal. Montoya ha decidido alejarse de los focos tras un periodo complicado tanto a nivel emocional como profesional. Y su testimonio no ha pasado desapercibido para los expertos.
La psicóloga Lara Ferreiro ha desgranado las claves del mensaje que el influencer compartió en redes. Su análisis no se limita a una lectura superficial: va más allá y lo sitúa dentro de una dinámica muy concreta, que afecta a aquellas personas que, tras exponerse intensamente a los medios, acaban desdibujadas entre su identidad real y el personaje que han creado para el consumo televisivo.
Según la fuente citada anteriormente, lo que Montoya ha expresado en su comunicado encaja con un patrón psicológico definido: el «síndrome del personaje culpable». Desde su punto de vista, el joven no solo ha sufrido las consecuencias de una exposición excesiva, sino que se encuentra en un estado de especial fragilidad emocional. «Está pidiendo permiso para sentirse vulnerable», asegura la psicóloga, en una descripción que revela hasta qué punto ha llegado la carga interna del ex concursante de Supervivientes.
Ferreiro destaca que Montoya se muestra afectado por una «indigestión televisiva». Lo que en principio parecía una oportunidad para consolidar su perfil público ha terminado siendo, en sus palabras, un proceso abrumador. «El personaje se ha comido a la persona», señala la psicóloga, apuntando a una pérdida de control que ha dejado al protagonista sintiéndose desbordado. La rapidez de los acontecimientos, los juicios externos y la presión de mantener una imagen han sido factores decisivos en su actual estado.
El perfil psicológico de Montoya
El relato compartido por el influencer revela también un intento de justificar sus decisiones. Para Ferreiro, este gesto tiene una clara explicación psicológica: «sus intenciones son buenas» y esa insistencia responde a una necesidad de reconciliarse con una audiencia que tal vez ya no lo percibe de la misma manera.
Otro aspecto que la experta subraya es el vínculo entre la crisis mediática y la ruptura sentimental con Anita Williams. En opinión de Ferreiro, Montoya ha estado atrapado en una relación marcada por desequilibrios emocionales, y eso ha repercutido en cómo ha vivido su experiencia reciente. Habla de una relación tóxica cuyos efectos aún estarían presentes, influyendo en su percepción de sí mismo y en su capacidad para gestionar el rechazo y el juicio externo.
La separación ha coincidido con un cambio de ciclo en su trayectoria pública. Lo que antes era admiración y apoyo, ahora parece haberse transformado en desconfianza o incluso en cierta animadversión. Ferreiro interpreta este giro como parte del «show mediático» al que Montoya se ha visto expuesto. Ya no es el chico que conquistó al público en La isla de las tentaciones, sino alguien que intenta encontrar su lugar tras haber tocado techo y descubrir que no era tan sólido como parecía.
Además, la especialista en salud mental observa otro elemento que agrava la situación: la dificultad de Montoya para aceptar que no ha sido el favorito del público en su última aparición. Según ella, «no ha sabido perder» y esa sensación de no estar a la altura ha sido un golpe inesperado para alguien que venía de encadenar éxitos. «Ha pasado por situaciones completas e intensas en muy poco tiempo», concluye Ferreiro.
La decisión de Montoya
Tal y como hemos adelantado en OKDIARIO, Montoya ha tomado una decisión poco habitual en el mundo televisivo: parar. En lugar de seguir fingiendo normalidad o entrar en un nuevo proyecto sin haber recuperado el equilibrio, ha optado por retirarse temporalmente. Necesita distancia, reflexión y tiempo para reconstruirse lejos del ruido. Una decisión que muchos ven como un acto de debilidad, pero que en realidad puede ser una muestra de madurez.
La presión constante a la que ha estado sometido, unida al hecho de no sentirse ya tan respaldado por la audiencia, le han llevado a priorizar su salud mental. En su comunicado ha dejado claro que está recibiendo ayuda profesional. Sabe que el bienestar emocional no se negocia, y que el primer paso para estar bien pasa por reconocer que no lo está.
La experiencia de Montoya no es única, pero sí ejemplar. Muchos concursantes de realities se enfrentan a una situación similar al abandonar los programas: pasan del aplauso a la crítica, del protagonismo a la indiferencia. Algunos lo llevan mejor, otros se quiebran. El de Utrera ha preferido hacerlo público, rompiendo así el silencio que a menudo envuelve estas crisis.
Lo que pone de manifiesto este episodio es algo que va más allá de un caso particular. El estudio de Lara Ferreiro dibuja el retrato de un fenómeno creciente: personas que, al convertirse en personajes mediáticos, pierden el control sobre su propia narrativa. Se ven empujadas a responder a las expectativas del público, a mantener una fachada, y acaban desconectadas de lo que verdaderamente son.