El director de una residencia de Madrid al Gobierno: “Intenta desprestigiarnos para tapar su patética gestión”
Esta es la carta que el director de una residencia de ancianos de la Comunidad de Madrid ha enviado en exclusiva a OKDIARIO para mostrar la indignación y la impotencia que siente ante el desprestigio que, según esta misiva, está sufriendo tanto su labor como la de sus compañeros del sector residencial: «No alcanzo a entender de ninguna manera las razones por las que el Gobierno ha iniciado una campaña de desprestigio hacia todos nuestros centros. El único motivo que encuentro, aunque me aterra tan sólo pensarlo, es que sea una cortina de humo por su patética gestión».
Este director, que prefiere quedar en el anonimato por miedo a represalias en el futuro, gestiona una residencia de ancianos en Madrid con 100 empleados en la que se atiende a más de 200 residentes, entre los cuales no hay ninguno contagiado por el COVD-19.
¿Por qué? Porque, según explica en esta misiva cerró las instalaciones a cal y canto muchos días antes de que el Gobierno de España decretará el estado de alarma y el consiguiente cierre de residencias por decreto gubernalmental. Un gesto que, confiesa, le costó más de una queja de los familiares –»A ver si vas a saber vosotros más que Sanidad», le decían–, los mismos que hoy le están agradecidos por haberse adelantado a la gestión que el Gobierno ha hecho a nivel nacional. «Estoy convencido de que si el Gobierno hubiese actuado a nivel nacional del mismo modo que nosotros lo hemos hecho en nuestras residencias, hoy no existiría este terrible caos en España», apunta.
Esta es la carta íntegra que ese director de residencia de la Comunidad de Madrid nos ha hecho llegar hasta la redacción de OKDIARIO:
«Indignación, malestar e impotencia infinita. Así es como nos sentimos los responsables de los más de 380.000 mayores que viven con nosotros en residencias de ancianos de toda España. Yo tan sólo soy el director de una de ellas con más de 200 plazas.
Llevó casi treinta años ejerciendo esta profesión que, por cierto, me ha proporcionado extraordinarios momentos. Pero hoy, sin duda, estoy viviendo los peores días de mi vida y me gustaría hacerlo público. Créanme que no es nada fácil saber que de tus decisiones puede depender la vida de más de doscientos mayores y, por supuesto, de cien héroes: mis empleados, sin los cuales todo esto no tendría sentido.
«Sin duda, estoy viviendo los peores días de mi vida»
No alcanzo a entender de ninguna manera las razones por las que el Gobierno ha iniciado una campaña de desprestigio hacia todos nuestros centros. Y el único motivo que encuentro, aunque me aterra tan sólo pensarlo, es que sea una cortina de humo por su patética gestión. De hecho, estoy convencido de que si el Gobierno hubiese actuado a nivel nacional del mismo modo que nosotros lo hemos hecho en nuestras residencias, hoy no existiría este terrible caos en España.
A pesar de no contar con expertos en enfermedades infecciosas sino tan sólo con geriatras, nuestro sector al completo vio venir el problema mucho antes que todos ustedes, Estado y Comunidades Autónomas. En concreto, nosotros cerramos el centro a visitas cinco días antes de que nos lo ordenara la Comunidad de Madrid. Eso nos supuso verdaderos problemas con muchos familiares que de ninguna manera entendían la prohibición de entrar. Yo personalmente tuve que escuchar de algunos parientes frases como: “A ver si vais a ser vosotros más listos que Sanidad”. Sin embargo, debo dejar claro que esas mismas personas más tarde nos pidieron perdón y alabaron nuestra decisión.
«Si el Gobierno hubiese actuado a nivel nacional del mismo modo que nosotros, no existiría este terrible caos»
Para nosotros esos días ganados fueron fundamentales; adelantarnos a la epidemia cerrando el centro antes de la orden de Sanidad fue quizás la mejor decisión que he tomado en mi vida. Y me consta que lo hicimos la gran mayoría de residencias. ¿De verdad nos quieren hacer creer que esto no se veía venir? ¡Imposible! Y ustedes señores del Gobierno, lo saben. Tanto es así que nosotros, al igual que todas las residencias de ancianos, cumplimos con nuestros deberes haciendo acopio de todo tipo de material mucho antes que ustedes. Compramos en el mercado mascarillas, geles y guantes para proteger a nuestros empleados y por supuesto, a nuestros mayores.
Les voy a dar dos datos muy importantes: el primero es que en quince días hemos consumido la misma cantidad de material sanitario que en todo un año, con el consiguiente gasto; de hecho, hemos llegado a pagar por una mascarilla de 1,80€ hasta 9€, pero ¡los hemos pagado! Porque lo primero es la salud de las personas y me consta que a ningún gerente de residencia le ha importado con tal de salvaguardar la vida de sus residentes y empleados. Y esto nos lleva al segundo dato: mientras no había intervención del material de protección por parte del Estado, todas las residencias podíamos intentar conseguirlas en el mercado. Ahora es imposible comprar mascarillas a ningún precio, las ha intervenido el estado y NO NOS LAS SUMINISTRA.
«¿De verdad nos quieren hacer creer que esto no se veía venir? ¡Imposible! Y ustedes, señores del Gobierno, lo saben»
A día de hoy, 27 de marzo de 2020, nuestro centro, al igual que la inmensa mayoría de residencias, no ha recibido ni una sola mascarilla, ni un guante, ni ayuda por parte de ustedes, el Estado. Tan sólo nos llama la Administración una vez al día para preguntar: ¿Qué tal vais? ¿tenéis algún caso de coronavirus? Y nuestra respuesta invariablemente es: “Menos llamadas y más material que, hoy por hoy, es lo que salva vidas”.
Llevamos desde el primer día pidiendo tres cosas a la Comunidad y al Estado: material (sin él es imposible desarrollar nuestro trabajo y todo nuestro esfuerzo puede quedar en nada), personal y tests (en el centro que regento tenemos once personas de baja que no podemos reincorporar porque no sabemos si han sido infectados por el coronavirus, por eso pedimos imperiosamente que nos hagan llegar sistemas para verificarlo) y material de protección para caso de que aparezca algún positivo entre nuestros residentes (solo con trajes especiales nuestro personal podría cuidarlos).
Estoy en contacto con otros compañeros de profesión y todos estamos en la misma situación. Y lo más doloroso es ver que tanto el Gobierno, amenazando con enviar a Fiscalía, como algunos medios de comunicación ponen en tela de juicio nuestro trabajo en el que ahora, más que nunca, nos estamos dejando la piel. Es una vergüenza que, en lugar de elogiar el enorme esfuerzo que estamos haciendo para salvaguardar la salud y bienestar de nuestros mayores, se nos esté poniendo en tela de juicio dando a entender que el COVID-19 está haciendo estragos en nuestros centros a causa de la negligencia en nuestro trabajo.
En todos los sectores, así como en la sociedad en general, existen garbanzos negros. Sin embargo, puedo asegurar que son casos muy puntuales que no representan en absoluto a la totalidad de las más de cinco mil residencias de mayores de nuestro país. Creo que no merecemos el trato que se nos está dando. Y en mi opinión, sólo busca ocultar la negligencia en las actuaciones de la Administración.
Dicho esto, seguiremos dando lo mejor de nosotros mismos para cuidar a nuestros abuelos con la dignidad que toda persona merece. Eso sí, contamos con el cariño y el apoyo de sus familias».