Desmantelado el mayor ‘telecoca’ de la historia en Madrid: 200 entregas diarias y 2.000 clientes

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Durante todo el estado de alarma más de 2.000 adictos a la cocaína han teñido asegurada su dosis gracias al mayor ‘telecoca’ desarticulado por la policía hasta la fecha.

No fallaban ni una entrega gracias a dos call-centers instalados en los barrios de Las Tablas y en la zona de Cuzco de la capital madrileña. Desde allí los encargados daban las órdenes a una flota de 24 repartidores que distribuían cocaína por toda la capital parcelada en ocho zonas diferentes.

Premiaban a los mejores clientes en Navidad

Los traficantes tenían tal éxito entre los consumidores que se permitían premiar a sus clientes más fieles en Navidad con un aguinaldo de gramos de cocaína. En total tenían registrados a más de dos mil clientes incluidos turistas extranjeros a los que servía la droga en los hoteles donde estaban alojados. Los pedidos a domicilio eran simples: los clientes ya registrados sólo su daban su dirección, se les servía la cantidad habitual y el pago se les cargaba en tarjetas prepago hechas para tal efecto. Los clientes nuevos pedían “dos refrescos” equivalentes a dos gramos de cocaína por ejemplo. Solo se ha dado algún caso de clientes novatos que pidieron cocaína directamente.

El horario de la distribución era de 11 de la mañana a 12 de la noche a diario y los fines de semana ampliaban el reparto hasta la 1 de la madrugada. Solo en nochevieja la organización hizo 500 entregas batiendo todos los récords, apunta el inspector Juan Míguel Hernandez jefe del GOIZ de la policía que desmanteló la organización el pasado 9 de junio deteniendo a 28 personas y requisando más de cuatro kilos de cocaína.

Durante el confinamiento entregaban la droga en supermercados

Entre los 28 detenidos se encuentran los 24 repartidores que no daban abasto para responder a todos los clientes. Cada repartidor hacía una media de treinta entregas diarias , a veces camuflada como caramelos pero siempre en bolsitas precintadas por la organización para garantizar que la droga era de la mejor calidad y sin manipular. Cada repartidor ganaba más de 6.000 euros al mes y eran castigados si no realizaban su trabajo a la perfección.

No pararon de distribuir droga durante el estado de alarma salvo las semanas más duras de confinamiento total en las que recomendaron a sus clientes que aprovecharan para “desintoxicarse un poco”. Luego, la organización, llevó también la desescalada del Covid 19 a sus actividades. Repartían primero en supermercados citando allí a sus clientes. En la siguiente fase ampliaron el reparto a zonas deportivas y de paseo y últimamente en la fase 2 y habían conseguido remontar el negocio hasta sus nivel habitual.

En total, se estima que ganaron 2,5 millones de euros.

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