Cierra el emblemático colegio madrileño inspirado por Josefina Aldecoa tras meses de impagos al profesorado

La agonía ha sido lenta y, pese a que la dirección del colegio Estilo ha anunciado el cierre del mismo y despido colectivo de los trabajadores, éstos lamentan que todavía no se ha cerrado el capítulo puesto que la empresa no ha saldado sus deudas para con ellos.

Cierra el emblemático colegio madrileño inspirado por Josefina Aldecoa tras meses de impagos al profesorado
Pancarta reivindicativa del profesorado del colegio Estilo.

La dirección del colegio madrileño Estilo, fundado por Josefina Aldecoa hace más de 60 años basado en el modelo educativo de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), ha anunciado el cierre de sus puertas y actividad. El que es considerado como un centro educativo histórico, cuna de grandes talentos, hizo ayer entrega a todo el profesorado de las cartas de despedido.

Una plantilla que lleva sufriendo desde hace diez años la congelación de los salarios, incluso su reducción- hasta 714,28 euros- y el impago de los mismos desde el curso pasado. Los «titánicos» esfuerzos de los profesores y padres de alumnos por salvar al colegio de nada han valido. Estilo se despide y no tiene marcha atrás.

Los 24 empleados que integraban hasta ayer el cuerpo docente y de mantenimiento han afirmado que el colegio ha llegado a esta situación por una gestión totalmente «deficiente» por parte de la empresa. «Han dejado morir al colegio poco a poco», lamentan, y prueba de ello es que el contrato de alquiler del centro finalizaba este junio de 2019 «y pese a los esfuerzos por parte de profesores y padres de alumnos por buscar otros edificios donde trasladar el colegio, la dirección no ha puesto ningún interés y ha dejado pasar oportunidades», señalan.

En manos ya de abogados, los docentes afirman que la situación es tal que se podría estar hablando de «un fraude de ley» cometido por la empresa «en las informaciones y alegaciones sostenidas» ante los trabajadores pues la «falta de transparencia» en las mismas ha sido la tónica dominante. «Llevamos cinco años sufriendo las quejas de la dirección a cuenta de la bajada del número de niños, padres que no pagan, niños becados y ausencia de créditos bancarios», explican. Pero lo cierto es que para cuando se les anunció la entrada en julio de 2018 de una inversora con 300.000 euros, el dinero no saben «dónde ha ido a parar».

Charlas con la dirección, pancartas de denuncia, acudir al puesto de trabajo sin cobrar… nada ha valido, y lo peor, el despido ha llegado y la deudas para con los trabajadores siguen sin saldarse. «Hay profesores a los que se les debe el año pasado al completo y parte de este», reivindican.

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