La regla 10/20 que recomienda la Policía Nacional para evitar los ahogamientos de los niños este verano
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En verano es momento de salir corriendo a la playa. Sí, pero cuando hay niños de por medio no todo es diversión, sino que hay que ser muy cuidadosos también. La Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, en el informe anual de 2024, señala que las muertes de niños hasta 10 años supusieron 22 fallecimientos, siendo la mayoría (11) en niños de entre 0 y 3 años.
Los niños se ahogan por varios motivos: no saben nadar, no controlan del todo su cuello ni su cuerpo y, sobre todo, por la falta de vigilancia por parte de un adulto responsable. Por eso, hay que estar muy atentos, y desde la Policía Nacional insisten cada verano en una pauta simple y eficaz que puede marcar la diferencia: la regla 10/20.
Esta es la regla 10/20 para evitar ahogamientos en niños este verano
No hace falta ser socorrista ni experto, sólo estar pendiente. La regla 10/20 consiste, básicamente, en esto: cada 10 segundos, mirar al agua; y mantenerse lo bastante cerca como para poder llegar hasta el niño en 20 segundos como máximo.
Parece poco tiempo, pero es el intervalo en el que un niño puede desaparecer bajo la superficie. Basta con que te distraigas un momento (el vistazo al móvil, una conversación, un despiste, salir por una bebida) y ya es tarde.
Lo que mucha gente no sabe es que los niños no suelen avisar cuando están en apuros. No hay gritos… el ahogamiento infantil es silencioso, y por eso, confiarse es un error.
Ni los flotadores ni los cursos de natación sustituyen a una mirada constante. Si hay un niño en el agua, tiene que haber un adulto con los ojos puestos en él.
¿Quién debe vigilar? Así se asigna la responsabilidad
Uno de los errores más comunes (y más peligrosos) en playas y piscinas es dar por hecho que «alguien» está pendiente de los niños. Ese «alguien» nunca está claro. Y cuando pasa algo, nadie sabe quién tenía que haber reaccionado.
Para evitar esa confusión, lo primero es designar a un adulto responsable. Que esté claro desde el principio quién vigila, y durante cuánto tiempo. No vale eso de «los estamos mirando todos», porque al final nadie lo hace de verdad. La vigilancia compartida, sin turnos definidos, relaja la atención.
Si se va en grupo lo mejor es organizarse por turnos. Una persona vigila mientras las demás descansan, y luego se cambia. Durante ese tiempo, el adulto designado no se aparta del agua, no se distrae con el móvil ni se pone a charlar. Y si no puede seguir, avisa al siguiente.
¿Cómo actuar si un niño se ahoga?
Si pasa lo que nadie quiere, lo esencial es saber reaccionar.
- Sácalo del agua y colócalo en el suelo, con la cabeza ligeramente hacia atrás.
- Comprueba si está consciente.
- Abre la vía aérea inclinando la cabeza y levantando la barbilla.
- Mira si respira: si no lo hace, comienza la RCP. Son 30 compresiones torácicas y 2 insuflaciones, repitiendo sin pausa hasta que llegue personal sanitario.
- Si respira, ponlo en posición lateral de seguridad y mantente a su lado.
Aunque el niño parezca estar bien, que lo vea un médico. Las complicaciones pueden surgir después, sin avisar.
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