Estos son los principales enemigos de la dieta
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Si hace tiempo estás llevando adelante una dieta, y no notas aún los resultados que esperabas, debes saber que esto puede deberse a múltiples factores, la mayor parte de ellos asociados a ciertos enemigos, por llamarlos de algún modo, que conspiran contra el esfuerzo realizado. Pues estos son los principales enemigos de la dieta.
Y es que son absolutamente variados, distintos en cada persona, y por eso es conveniente conocerlos a fondo, para poder detectar cuáles te están complicando las cosas.
En las siguientes líneas, vamos a repasar hasta 10 de los enemigos de la dieta más recuentes, de manera que puedas analizarlos, pensar un poco en cuál es tu situación, y que costumbres y comportamientos deberías cambiar para que ese sacrificio realmente de resultados.
¿Cuáles son los enemigos de la dieta?
- El primero es el sedentarismo y es que, en la medida en que no te muevas, por pocas calorías que consumas, éstas seguirán representando un superávit, no déficit.
- El alcohol también conspira contra los cuidados alimenticios, y debes eliminarlo o reducirlo.
- Algo similar sucede con los alimentos precocinados, enlatados y otros que parecen más naturales, como los embutidos o los quesos curados. Son altos en sal o sodio, y aumentarán tu presión.
- Y debes deshacerte por completo de las grasas saturadas y grasas trans, que no sólo impiden que bajes de peso, sino que pueden tapar tus arterias y afectar a tu corazón.
- El ayuno es otra pésima idea en estos casos, si bien se considera que cuanto menos comemos más probabilidades hay de adelgazar. Es preferible comer varias veces al día, en cantidades pequeñas.
- Tampoco deberías prohibir completamente alimentos, sobre todo cuando te desesperes por consumirlos. Acabarás rompiendo la dieta con un atracón, en lugar de disfrutarlos con moderación.
- Asimismo, no deberías repetir platos, sino intentar diversificarlos, incorporando todas las clases de nutrientes que el cuerpo requiere, en lugar de exagerar con algunos, olvidando otros.
- La organización no es menos importante, porque si consigues que tu cuerpo establezca horarios específicos de alimentación, y te das el tiempo para cocinar, comerás alimentos de más calidad.
- La ansiedad y el estrés, aunque un mal de estos tiempos, son un impedimento para lograr los objetivos anteriores. La práctica de yoga o meditación puede ayudarte a superarlos.
- Por último, hay unos alimentos que no te aportan absolutamente nada -más que cierta satisfacción-, y deberías decirles adiós. Hablamos de la bollería, las salsas, las harinas refinadas, los refrescos, etc.
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