Los nuevos medicamentos anticoagulantes, más cerca del control de las hemorragias
Estos fármacos que se emplean para prevenir o tratar la trombosis tienen el inconveniente de aumentar el riesgo de hemorragias
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Se van sumando estudios que proponen emplear fármacos dirigidos al factor XIa (FXIa) para prevenir la trombosis sin que por ello sea mayor el riesgo de hemorragia.
Los medicamentos anticoagulantes que se emplean en la actualidad inhiben el factor Xa (FXa) o trombina. Muchos estudios avalan la utilidad de estos fármacos, pero advierten que es necesario controlar a los pacientes para evitar hemorragias (tanto leves como de importancia).
Muchos pacientes que se beneficiarían de terapias anticoagulantes no pueden recibir estos tratamientos porque para ellos, por sus condiciones de salud específicas, el riesgo de hemorragia es demasiado alto. Los expertos tienen claro que hay que renovar esta familia de medicamentos para conseguir anticoagulantes más seguros. El primer paso es identificar otra «diana» para que actúen, visto que los mecanismos basados en FXa tienen inconvenientes. Es la valoración del cardiólogo David Gailani, de la Universidad Vanderbilt de Tennessee (Estados Unidos), en una carta publicada por la revista científica The Lancet.
Existen nuevos datos que apuntan a FXIa como la diana que va a permitir dar ese importante paso en el mundo de los anticoagulantes. El factor XI es el precursor de FXIa, y un elemento imprescindible en los mecanismos de la coagulación, que da lugar a la formación de trombos.
En dos estudios (en fase II) con pacientes que se sometían a cirugía de rodilla, se ha visto que inhibir FXIa es una buena estrategia para que se reduzca el riesgo de tromboembolismo venoso, al menos igual o algo mejor que el tratamiento que se emplea de forma habitual en la actualidad.
Gailani considera que, aunque algunos trabajos de investigación han mostrado que inhibir FXIa reduce la trombosis en circunstancias concretas, hay que ser cautos porque los estudios no se habían diseñado específicamente para conocer los efectos directos en las hemorragias.
En su carta, el experto hace referencia al estudio PACIFIC-AF, presentado en el último congreso del Colegio Americano de Cardiología (ACC) y publicado de forma simultánea en The Lancet. En él se compara la seguridad de uno de estos nuevos medicamentos inhibidores de FXIa (asundexian) con un anticoagulante ya aprobado en pacientes con fibrilación auricular, una condición que se caracteriza por latidos irregulares y formación de coágulos.
El estudio PACIFIC-AF ha dado resultados positivos, con tasas de hemorragias menores en un 67% para los pacientes tratados con el nuevo medicamento.
Pacientes infratratados
Según Richard S. Stack, director del centro de cardiología de la Universidad de Duke (Estados Unidos), «a pesar de que las guías clínicas recomiendan tratar a los pacientes con fibrilación auricular con anticoagulantes, aproximadamente el 40% de estas personas están infratratadas -con dosis más bajas de las que las guías indican- o sin tratamiento anticoagulante».
Stack advierte que los pacientes en estas condiciones son más vulnerables en cuanto a formación de trombos que provoquen situaciones graves, como el ictus (infarto cerebral). «Los datos de PACIFIC-AF muestran que asundexian está asociado a menos hemorragias cuando se compara con apixabán en pacientes con fibrilación auricular en riesgo de ictus, a la vez que se cumplen casi del todo los niveles deseados de inhibición de FXIa. Al embarcarnos en los estudios para solicitar su aprobación, nos acercamos a una terapia potencial que podría marcar la diferencia en la atención a los pacientes», ha añadido.
El estudio PACIFIC-AF es el primer trabajo que compara los dos tipos de medicamentos para determinar el riesgo de hemorragia de un inhibidor FXIa frente a un anticoagulante oral de acción directo no antagonista de la vitamina K (ACOD) en pacientes con fibrilación auricular y riesgo de ictus.
Gailani opina que estos resultados contribuyen a aumentar lo que sabemos sobre estrategias anticoagulantes basadas en FXIa, aunque tenga sus limitaciones y el efecto del nuevo fármaco no se haya podido evaluar con la precisión deseada, a su modo de ver.
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