Nueva esperanza para el cáncer de pulmón de células pequeñas: combinación de fármacos de inmunoterapia
Es más agresivo, virulento y resistente a los tratamientos
Supone alrededor del 20% de las casos diagnosticados
Fact checked
Este artículo de OkSalud ha sido verificado para garantizar la mayor precisión y veracidad posible: se incluyen, en su mayoría, estudios médicos, enlaces a medios acreditados en la temática y se menciona a instituciones académicas de investigación. Todo el contenido de OkSalud está revisado pero, si consideras que es dudoso, inexacto u obsoleto, puedes contactarnos para poder realizar las posibles modificaciones pertinentes.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer es la principal causa de muerte en todo el mundo. En el año 2020 esta enfermedad causó casi 10 millones de defunciones; del total, 2,21 millones de casos se debieron al cáncer de pulmón, lo que supone casi un 25%. Así, es el segundo cáncer más común, después del cáncer de mama, y afecta tanto a hombres como a mujeres y se calcula que aproximadamente el 13% de todos los cánceres nuevos son cánceres de pulmón. La mayoría de las personas diagnosticadas con cáncer de pulmón tiene 65 años o más y sólo un número muy pequeño de personas diagnosticadas tienen menos de 45 años. La edad media de las personas en el momento del diagnóstico es aproximadamente 70 años.
Los cánceres de pulmón generalmente se dividen en dos tipos, cáncer de células pequeñas o microcítico que afecta al 20% de los pacientes y es mucho más virulento y el cáncer de células no pequeñas, que representa la mayoría de los casos. Muchos de los avances en el tratamiento del cáncer se deben a la mejor comprensión de cada tipo de cáncer, a los análisis en su genómica y a los protocolos que se enfocan a las mutaciones específicas de cada paciente. Por eso se opta por un tratamiento multidisciplinar, con distintas terapias que se combinan entre sí, para proporcionar una herramienta más eficaz que aumente las posibilidades de curación.
El CPM es un tipo de cáncer de pulmón muy agresivo y de rápido crecimiento, que habitualmente recurre y progresa rápidamente a pesar de la respuesta inicial a la quimioterapia tradicional. Su tasa de mortalidad en 5 años es del 26% frente al 7% del cáncer de células no pequeñas. Uno de los nuevos protocolos que se está siguiendo para combatirlo, es la combinación de fármacos de inmunoterapia (que estimulan el sistema inmunitario contra las células malignas) en combinación con la quimioterapia, con el fin de aumentar la supervivencia del paciente. Recientemente, la Unión Europea ha aprobado un nuevo fármaco llamado Imfinzi, cuyo principio activo es el durvalumab, para el tratamiento de adultos con cáncer de pulmón microcítico (CPM) en estado extendido, en combinación con la quimioterapia.
Actualmente, la indicación de durvalumab en el tratamiento de CPM tiene limitado su reembolso por parte del Ministerio de Sanidad. La aprobación total del durvalumab proporcionaría a los médicos una nueva e importante opción de tratamiento en primera línea, lo que representaría un beneficio claro de supervivencia, según los datos de los estudios que ha ratificado la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).
Otro elemento que se investiga para mejorar los resultados del binomio quimioterapia-inmunología es la microbiota. Se define como el conjunto de bacterias que colonizan la piel, el aparato digestivo, incluida la boca, y el aparato genital. En este sentido, por ejemplo, el Laboratorio Igen Biolab investiga en 25 hospitales españoles el efecto de la regulación de la microbiota en la extensión y evolución del cáncer de pulmón, algo que cada vez es más evidente a nivel científico. Estas investigaciones, que tendrán resultados a principio del año, están encaminadas a explorar vías para el diagnóstico precoz y nuevos tratamientos mediante la regulación de su función.
La importancia de la medicina molecular
La medicina de precisión es la que adapta el tratamiento y la prevención de las enfermedades considerando las diferencias en factores genéticos, ambientales y de estilo de vida, específicos de cada persona o grupo. La oncología de precisión trata a un paciente con cáncer basándose en esa información genética particular. Es decir, se combate el cáncer con un tratamiento adaptado a las características de un paciente concreto con una alteración molecular concreta y este protocolo se conoce como medicina molecular.
Puesto que hay muchos tipos de tumores que afectan al pulmón, la medicina molecular es la herramienta necesaria para cada tumor ya que determina qué medicamentos u otras sustancias hay que administrar y dirigir a las moléculas específicas que participan en el crecimiento y la diseminación de las células cancerosas.
Desde la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón (AEACaP) creen que el diagnóstico molecular es un tratamiento más preciso y menos tóxico para el paciente. Afirman que, la única forma de conseguir un diagnóstico completo y preciso, es contar con un análisis molecular del tumor. Por eso instan al Ministerio de Sanidad y a las CCAA a agilizar la implantación integral del diagnóstico molecular del cáncer de pulmón en toda España porque «se trata de una innovación que no solo tiene un beneficio directo en la supervivencia global del paciente, sino también en su calidad de vida».
Según la AEACaP, en la actualidad, el diagnóstico molecular no está incluido en la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud (SNS). No existe un marco regulatorio para implementar y financiar las pruebas a nivel general. Por lo tanto, indican que «su uso depende directamente de la decisión de los hospitales, según sus recursos disponibles, lo que genera una gran desigualdad, no solo entre comunidades autónomas, sino también entre centros de un mismo territorio».
Aunque cada vez está más extendida la necesidad de un diagnóstico molecular en cáncer, aún queda mucho camino por recorrer. Estas técnicas de diagnóstico molecular, como son la biopsia líquida, la inmunohistoquímica o la secuenciación de ADN, sirven para detectar los fallos específicos de una célula cancerosa. Estos análisis obtienen un mejor diagnóstico, que lleva a un tratamiento más eficaz y por tanto a una mayor supervivencia, según constatan en la AEACaP.