Éstas son las infecciones más habituales en playas y piscinas
Estas bacterias pueden vivir en el agua, por lo que pueden transmitirse al tragar agua contaminada
Las bacterias infecciosas se reproducen con mucha velocidad dentro del organismo
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Cuando llega el verano, se inicia el periodo vacacional tan esperado durante el año. Sin embargo, también es habitual que algunas infecciones que se producen en mayor medida en playas y piscinas nos puedan condicionar la época estival. Pero, en realidad, ¿en qué consisten estas patologías más comunes en estos espacios?
Cuando se acerca el calor y llegan los meses de verano, muchas veces refrescarse con un baño es la opción más apetecible. No obstante, hay que ir con cuidado: tanto en la playa, la piscina o los ríos, existe un riesgo de infección: la sal, los gérmenes, el cloro en las piscinas, las bacterias y los hongos pueden favorecer su aparición y contagio, se explica desde TEVA farmacias.
Estas infecciones suelen compartir la mayoría de síntomas (picor, escozor e irritación), pero en cada parte del cuerpo afectan de una manera especial. El farmacéutico puede ofrecer distintos consejos a los usuarios para que tomen precauciones cuando acudan a playas y piscinas.
Infecciones transmitidas por el agua
Las bacterias infecciosas se reproducen con mucha velocidad dentro del organismo y muchas pueden causar enfermedades liberando sustancias químicas llamadas toxinas. Estas bacterias pueden vivir en el agua, por lo que pueden transmitirse al tragar agua contaminada o inhalarla a través de rociadores o aerosoles.
Muchos de estos microbios viven naturalmente en el agua y el suelo de entornos como playas y piscinas. Si, en el caso de piscinas, bañeras de hidromasaje o zonas de juegos con agua, no se realiza un tratamiento químico adecuado (con cloro o bromo), estas bacterias pueden reproducirse y causar infecciones.
Así, un consejo a tener muy en cuenta es no bañarse en la playa o en la piscina en caso de tener una infección urinaria, dado que esta se puede transmitir por el agua.
Personas en mayor riesgo de infección
Las infecciones en playas y piscinas pueden afectar a cualquier persona, pero hay algunos grupos de mayor riesgo que tienen que vigilar especialmente y tomar las precauciones adecuadas:
Niños.
Embarazadas.
Personas que toman medicamentos que reducen la capacidad del cuerpo para poder combatir estos microbios, como personas con cáncer, VIH o que acaban de pasar por un trasplante.
Personas con un sistema inmunitario débil: estas personas tienen que consultar con un profesional sanitario antes de participar en actividades como la natación, ya que podrían exponerse al contagio por Cryptosporidium, que puede llegar a ser mortal en estos casos.
Las infecciones más habituales
Durante el verano, es importante recordar la necesidad de cuidar y proteger determinadas partes del cuerpo como los ojos, el oído, la vagina, los pies y la piel, ya que son las más propensas a contraer infecciones. A continuación, te mostramos las infecciones más comunes según la zona del cuerpo y consejos para evitarlas, aseguran desde TEVA.
Infecciones en los ojos
Cualquier persona debe tener un cuidado especial de sus ojos: el cloro de las piscinas o la sal de la playa pueden provocar irritaciones, enrojecimiento y sequedad. En esta zona, la infección más común es la conjuntivitis, una inflamación en la conjuntiva del ojo que provoca lagrimeo, picor o ardor.
También hay que ir con especial cuidado con las lentes de contacto, si se utilizan habitualmente en el día a día. Los expertos recuerdan la importancia de no bañarse con lentillas, ya que en el agua abundan microorganismos y bacterias que pueden adherirse a las lentes de contacto y propiciar una infección posterior.
Además, las lentillas absorben el agua de manera natural, lo que causa un cambio de forma. Esto puede provocar que se confunda la visión y que sea muy incómodo usarlas.
Para evitar estas infecciones
Usar gafas de natación estancas para el agua y para bucear.
No bañarse con las lentes de contacto puestas.
Si, por algún motivo, necesitamos bañarnos con las lentes de contacto, es mejor recurrir a lentes de uso diario desechables junto con gafas protectoras para el agua.
Lavarse bien las manos con agua y jabón antes de ponernos las lentillas, especialmente si hemos utilizado crema solar, hemos tocado arena o hemos estado en contacto con el cloro de la piscina.
Infecciones del oído
Las infecciones en los oídos se suelen dar por el exceso de humedad de los baños continuos, ya que hay una mayor exposición a microorganismos presentes en el agua. En esta parte del cuerpo, la infección más habitual es la otitis, que causa síntomas como sensación de taponamiento, molestias al masticar o bostezar y picor.
La otitis suele afectar sobre todo a niños, ya que pasan mucho tiempo dentro del agua y tienen el conducto auricular más corto. Es importante recordar la necesidad de acudir al médico especialista en casos de otitis, ya que, si no se trata, el dolor de oídos empeorará y es posible que la infección se extienda.
Infecciones en la vagina
En esta zona suelen aparecer infecciones provocadas por bacterias u hongos, y son muy habituales en verano. Los síntomas principales son escozor, cambios en el flujo vaginal, dolor durante las relaciones sexuales o al orinar, irritación y picor.
Hay algunos factores que pueden aumentar el riesgo de contraer una infección vaginal en la piscina o en la playa. Entre ellos, se encuentran los cambios hormonales (embarazo, pastillas anticonceptivas, menopausia…), la actividad sexual sin protección, el uso de productos como desodorantes vaginales, los lavados vaginales o ciertos medicamentos como antibióticos o esteroides.
Estas recomendaciones pueden ayudar a reducir el riesgo de contraer posibles enfermedades:
Mantener una higiene íntima adecuada.
Usar bañadores o bikinis de algodón.
Evitar la ropa apretada, ya que hace que se acumule el sudor y la humedad.
Es fundamental secar bien las partes genitales para evitar la humedad y evitar estar mucho tiempo con bañadores mojados, ya que propicia la aparición de hongos.
Infecciones en el pie
La infección más común es el pie de atleta, una infección causada por hongos que produce picor en el cuerpo y malestar. También pueden aparecer papilomas en los pies. La principal causa de estas afecciones se suele encontrar en los suelos y vestuarios de las piscinas públicas. Al caminar descalzo sobre superficies mojadas compartidas, hay un mayor riesgo de contraer infecciones por hongos. [8]
Para evitar posibles infecciones, se puede tener en cuenta los siguientes consejos:
Caminar con chanclas en vestuarios públicos y duchas.
Secarse bien los pies después del baño, sobre todo entre los dedos.
Infecciones de la piel
La piel es muy sensible, sobre todo al cloro de las piscinas. Un exceso de cloración puede provocar irritaciones, y un nivel bajo de cloro puede propiciar la proliferación de gérmenes, una fuente recurrente de infecciones.
En esta zona del cuerpo se puede producir una infección bacteriana llamada granuloma de las piscinas, que afecta, sobre todo, a codos y rodillas. Suele provocar escozor, picor y enrojecimiento de la dermis y los síntomas pueden aparecer de 2 a 3 semanas tras la infección.
Estos consejos pueden ayudar a reducir el riesgo de infección:
Ducharse antes y después del baño, preferiblemente con agua y jabón.
Secarse bien con una toalla propia, sin compartirla.