La enfermedad respiratoria que causa cada año alrededor de 800.000 muertes en niños menores de 5 años

La neumonía es un tipo de infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. Estos órganos están formados por pequeños ‘sacos’, llamados alvéolos, que se expanden y se llenan de aire al respirar. Cuando se ven afectados por esta enfermedad, los alvéolos se llenan de pus y líquido, lo que dificulta la respiración, produce dolor y limita la absorción de oxígeno.

La neumonía puede estar causada por una gran variedad de microorganismos, incluidas bacterias, virus respiratorios y hongos, según indican en la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

La neumonía se presenta con mayor frecuencia en personas susceptibles, incluidos niños menores de 5 años y adultos mayores con afecciones crónicas previas. La mortalidad global se estima entre el 20 y el 30% y es una de las principales causas de muerte por infección intrahospitalaria.

Los datos del estudio Global Burden of Diseases (GBD) de 2019 revelaron que las infecciones del tracto respiratorio inferior, incluidas la neumonía y la bronquiolitis, afectaron a 489 millones de personas en todo el mundo.

Según la OMS, la neumonía es la principal causa individual de mortalidad infantil en todo el mundo, ya que es responsable del 15% de todas las defunciones de menores de 5 años. Aunque se da en todos los continentes, su prevalencia es mayor en el África subsahariana y Asia meridional.

Unicef estima que desde el año 2000, el número de muertes infantiles causadas por la neumonía ha disminuido en un 47% debido al enorme progreso se ha conseguido gracias a las vacunas, las mejoras en la nutrición y a los nuevos tratamientos. Aun así, cada año mueren alrededor de 800.000 niños menores de 5 años por esta enfermedad. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la neumonía provoca unas 10.000 muertes cada año en España. Además, el incremento en la esperanza de vida y la mayor supervivencia de pacientes con enfermedades crónicas y/o con inmunodeficiencias hace prever que las cifras continúen en aumento en los próximos años.

Diagnóstico y tratamiento

Las personas con neumonía tienen síntomas respiratorios y sistémicos. Los más comunes son tos, dificultad para respirar, dolor en el pecho, producción de esputo y fatiga. El diagnóstico se basa tanto en la presentación clínica como en los hallazgos radiológicos. Desarrollarla o no depende en gran medida de la respuesta inmunitaria del paciente, mientras que el patógeno causante tiene un papel menos destacado aunque es fundamental identificarlo para la correcta administración del tratamiento.

Hoy en día no es posible diferenciar si una neumonía es bacteriana o viral en función de los síntomas, ya que son muy parecidos. El Streptococcus pneumoniae, neumococo, es el principal agente causante de la neumonía, la otitis y la enfermedad neumocócica invasora, que es el paso a la sangre de esta bacteria. El futuro del diagnóstico de la neumonía pasa por el desarrollo de más tests de diagnóstico rápido que identifiquen el causante y el tratamiento adecuado.

Los tratamientos de la neumonía cambian y evolucionan constantemente debido al desarrollo de nuevas pruebas de diagnóstico molecular, nuevas terapias antimicrobianas y a la implementación de mejores medidas preventivas. Las nuevas terapias con antibióticos y no antibióticos, además de las pruebas de diagnóstico rápidas y precisas que pueden detectar patógenos y resistencia a los antibióticos han mejorado el manejo de la neumonía, según destacan en SEPAR, pero aseguran que la principal forma de prevención de la neumonía es la vacunación frente a gripe y frente al neumococo que puede administrarse a cualquier edad a partir de las 6 semanas de vida.

Otras medidas de prevención son tan simples como lavarse las manos con frecuencia, adecuada higiene orodental, desechar de manera apropiada los pañuelos y cubrirse la boca y la nariz al estornudar o toser y no fumar.