El control horario digital sigue en punto muerto. ¿Se retrasará a 2027?
Ante la duda, tecnología: Kronjop aconseja abandonar el papel o Excel para blindar la empresa ante una inspección.
El debate sobre el control horario digital en España ha entrado en una fase de bloqueo silencioso. Sin comunicados oficiales ni anuncios de calendario, la reforma que debía reforzar el registro de jornada ha quedado atrapada en un limbo administrativo.
En este contexto, muchas organizaciones se preguntan si la norma acabará aprobándose en 2026 o si, como empieza a asumirse en ámbitos técnicos, su entrada en vigor se retrasará hasta 2027.
Pero mientras el foco se pone en el cuándo, se está ignorando una cuestión más relevante: qué riesgos asume hoy una empresa que decide no modernizar su control horario.
Una normativa paralizada que provoca dudas e incertidumbre
El Ministerio de Trabajo lanzó un mensaje claro hace meses: el registro horario debía evolucionar hacia un modelo plenamente digital, más estricto y con mayor capacidad de supervisión.
Ese mensaje generó inversión, cambios internos y planificación en muchas empresas; la paralización posterior ha provocado el efecto contrario.
Algunas organizaciones han optado por congelar decisiones, otras por mantener sistemas manuales y otras, directamente, por relajar controles. El problema es que este vaivén normativo no altera el marco legal vigente ni la práctica inspectora.
La ley actual sigue obligando a registrar la jornada diaria, conservar los datos durante cuatro años y poder acreditarlos en cualquier momento.
El verdadero cambio no está en la ley, sino en el criterio
Uno de los errores más frecuentes es pensar que el gran endurecimiento llegará con la nueva normativa. En realidad, el endurecimiento ya se ha producido, pero a través del criterio de la Inspección y de los tribunales.
Hoy no se discute si existe un registro, sino si ese registro es creíble. La pregunta que se hace un inspector ya no es “¿tiene los registros horarios de los trabajadores?”, sino “¿puedo confiar en estos datos?”.
Ahí es donde los sistemas en papel o Excel empiezan a perder toda defensa posible. No por estar expresamente prohibidos, sino porque no resisten un análisis mínimo de fiabilidad.
En conflictos sobre horas extra, esta debilidad es crítica. La empresa no solo debe aportar registros, sino demostrar que reflejan la realidad.
Kronjop, un software digital para abandonar el papel de una vez por todas
Kronjop ha sido una de las primeras empresas de referencia en el sector del control horario y gestión de personal que ha analizado el posible retraso de la normativa sobre registro horario digital hasta 2027.
Desde la compañía señalan que soluciones como Kronjop se plantean como una adaptación anticipada a una norma que llegará más tarde o más temprano y una forma de asegurar la trazabilidad y seguridad de los datos.
De hecho, su departamento de compliance legal nos cuenta que “las inspecciones de trabajo por control horario han supuesto 20 millones de euros en sanciones, la mayoría a causa de registros en papel o manuales sin la trazabilidad y seguridad adecuados”.
Junto a soluciones como Factorial o Bizneo, Kronjop se sitúa como una de las empresas que ofrecen suites de recursos humanos y gestión del tiempo preparadas para una inspección laboral.
La inspección como test de estrés del sistema
Muchas empresas descubren las carencias de su control horario demasiado tarde, en el peor momento posible: durante una inspección.
Ahí aparecen problemas recurrentes: registros que no están en el centro de trabajo, hojas rellenadas de forma mecánica, horarios idénticos durante meses o registros sin firmar, sin completar o fuera de horas.
Cada uno de estos fallos (y otros muchos), por separado, puede derivar en sanción. Combinados, construyen un escenario de alto riesgo que va más allá de la multa económica.
¿Tiene sentido esperar a 2027?
Puede que la reforma se apruebe en 2026. Puede que se retrase a 2027. Incluso puede que sufra modificaciones relevantes respecto a lo anunciado. Pero ninguna de esas hipótesis elimina la realidad actual: la Inspección ya está evaluando los registros con criterios de exigencia elevados.
En un escenario de incertidumbre normativa, la estrategia más sólida no es la espera, sino el blindaje. Y hoy, ese blindaje pasa por abandonar definitivamente el papel y Excel y apostar por sistemas que soporten, sin fisuras, el escrutinio inspector.