Urólogo del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario (Madrid)

Dr. Pérez-Carral: «El láser holmium ofrece muchas ventajas para la hiperplasia benigna de próstata»

próstata
"No hay contraindicaciones para el uso del láser holmium", recuerda.

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El cuidado adecuado de la próstata y la salud urológica implica adoptar hábitos de vida saludables, como mantener una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y alimentos bajos en grasas saturadas, así como mantener un peso saludable y hacer ejercicio regularmente, tal y como explican en la Clínica Mayo. Además, es esencial realizar chequeos médicos regulares y someterse a exámenes de detección específicos, como el examen de antígeno prostático específico (PSA) y el examen rectal digital (DRE), para detectar precozmente cualquier problema potencial, como el cáncer de próstata o la hiperplasia prostática benigna (HPB) y recibir el tratamiento oportuno cuanto antes.

Entrevistamos al doctor José Ramón Pérez-Carral, urólogo del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario de Madrid para que nos hable sobre la Hiperplasia Benigna de Próstata y los tratamientos más novedosos para la misma como es el nuevo láser holmium. 

PREGUNTA.- ¿Qué es la hiperplasia benigna de próstata (HBP) y cuáles son sus síntomas más comunes? 

RESPUESTA.- La hiperplasia benigna de próstata (HBP) se refiere al aumento del tamaño de la glándula prostática. 

La próstata es una glándula del sistema reproductor masculino que se encuentra justo a la salida de la vejiga rodeando la uretra, el conducto que transporta la orina desde la vejiga hacia fuera del cuerpo. A medida que los hombres envejecen, la próstata puede experimentar un crecimiento no canceroso, lo que lleva a la hipertrofia prostática benigna. 

La hipertrofia prostática es una condición común en hombres mayores y no está relacionada con el cáncer de próstata. Sin embargo, el crecimiento de la próstata puede comprimir la uretra y causar síntomas urinarios molestos. 

La hipertrofia prostática es una condición crónica y progresiva, y los síntomas pueden variar en gravedad. Algunos de los síntomas asociados con la hipertrofia prostática incluyen: 

  • Dificultad para iniciar la micción. 
  • Flujo de orina débil. 
  • Aumento de la frecuencia urinaria, especialmente durante la noche (nicturia). 
  • Sensación de no vaciar completamente la vejiga. 
  • Necesidad urgente de orinar. 
  • Goteo post-miccional: goteo después de orinar. 
  • Infecciones del tracto urinario (ITU): debido a la obstrucción del flujo de orina. 
  • Retención urinaria: dificultad o imposibilidad de orinar (esto se da en los casos más graves). 

P.- ¿Cómo se diagnostica la hiperplasia benigna de próstata y cuáles son los métodos de evaluación más utilizados? 

R.- Además de llevar a cabo una historia clínica pormenorizada del paciente para evaluar los síntomas relacionados con su HBP, es necesario llevar a cabo una serie de pruebas para objetivar las condiciones del paciente y poder establecer unas causas claras de dichos síntomas. 

La ecografía es una herramienta importante en la evaluación de la hipertrofia prostática. Esta proporciona imágenes detalladas de la próstata, que permiten determinar su tamaño y forma. Algunas razones que hacen de la ecografía una herramienta clave, son: 

    • Sirve para una evaluación precisa del tamaño y forma de la próstata. Esto es fundamental para determinar la gravedad de la hipertrofia, y así planificar el tratamiento adecuado. 
    • Puede ser útil para realizar un seguimiento a lo largo del tiempo y evaluar la progresión de la hipertrofia prostática. Permite observar cambios en el tamaño de la próstata y ajustar el plan de tratamiento según sea necesario. 
    • Resulta útil para evaluar la cantidad de orina que queda en la vejiga después de orinar, lo que puede ser relevante en casos de retención urinaria. 

La flujometría urinaria es otra prueba crucial. En ella el paciente micciona en un aparato especial que mide el flujo de la orina en ml/s, dando un valor objetivo al caudal de orina, dando valores de la severidad del problema e incluso pistas de las causas del mismo. 

Al combinarse la ecografía y la flujometría con otras evaluaciones como los cuestionarios internacionales validados, se llega a un diagnóstico preciso y a la planificación del tratamiento para abordar eficazmente los síntomas de la hipertrofia prostática. 

P.- ¿En qué consiste el tratamiento con láser holmium para la hiperplasia benigna de próstata? 

R.- La tecnología de láser holmium ha experimentado un crecimiento significativo en su aplicación en procedimientos médicos, destacándose especialmente en el ámbito de la urología. Este tipo de láser, que emite luz en la región infrarroja del espectro electromagnético, ha demostrado ser una herramienta fundamental en intervenciones quirúrgicas y terapéuticas destinadas a abordar diversas condiciones del sistema urinario. 

Entre los variados usos de la tecnología de láser holmium, destaca la cirugía para la hiperplasia benigna de próstata. La aplicación del láser holmium en esta cirugía ofrece múltiples ventajas por ser un método poco invasivo para reducir el tejido de las glándulas de cualquier tamaño. Los pacientes experimentan una recuperación más rápida, y el riesgo de secuelas y efectos secundarios se minimiza significativamente en comparación con enfoques más tradicionales. 

El láser de holmium puede usarse además cuando existen litiasis o tumores malignos vesicales, pues es una herramienta muy versátil capaz de tratarlos a la vez que se opera la próstata. 

P.- ¿Cuáles son las ventajas y desventajas del tratamiento con láser holmium en comparación con otros métodos? 

R.- La tecnología de láser holmium no solo destaca por sus aplicaciones versátiles, sino también por las ventajas específicas que ofrece durante los procedimientos médicos, de mayor precisión y control y por tanto menos daño a los tejidos circundantes. 

A diferencia de otros métodos más antiguos como la resección transuretral, a adenomectomía abierta o el láser verde, el láser de holmio ofrece ventajas significativas, tales como: 

    • No requiere de incisiones en la piel, por lo que el sangrado es menor y el dolor postoperatorio es corto y leve. Además, no deja cicatrices externas y no hay riesgo de infecciones. En pacientes obesos o con intervenciones abdominales previas, al no abrir el abdomen se evitan muchas complicaciones que podrían surgir por adherencias o fibrosis. 
    • Mayor control del sangrado gracias al láser, pues el procedimiento es más limpio, preciso e implica menos manipulación de la próstata, que es uno de los órganos más vascularizados del cuerpo humano. 
    • Menor tiempo post-operatorio, ya que la superficie interna de la próstata queda coagulada y de forma mucho menos cruenta. 
    • Posibilidad de examinar el tejido extirpado, lo cual no ocurre con otros procedimientos como el de ‘vaporización’. 
    • Idoneidad del método cuando el paciente sufre de litiasis vesicales (presencia de cálculos en el interior de la vejiga). Este láser es muy efectivo para la fragmentación de litiasis, mientras que el láser verde no actúa contra ellas. 

Estas ventajas se tornan cruciales en pacientes con altos factores de riesgo, ya sea por la edad o porque presentan problemas de coagulación, obesidad considerable, enfermedades cardíacas o pulmonares, o cirugías abdominales previas. 

El láser holmium no solo representa un avance tecnológico, sino un cambio significativo en el paradigma de tratamiento, brindando a los médicos herramientas más efectivas y menos invasivas para abordar desafíos urológicos. Con un futuro prometedor, la tecnología de láser holmium continúa desempeñando un papel crucial en la mejora de la atención médica y la calidad de vida de los pacientes. 

P.- ¿Existen contraindicaciones o situaciones en las que el tratamiento con láser holmium no es recomendado? 

R.- La enucleación prostática es un procedimiento quirúrgico poco invasivo que, desde principios del siglo XXI. 

Para explicarlo en términos sencillos, la enucleación prostática consiste en extirpar partes de la próstata que están obstruyendo el flujo urinario, sin necesidad de hacer incisión alguna en la piel sino introduciendo, a través del pene, un resectoscopio que cuenta con un láser, una pequeña óptica conectada a una cámara, una luz y un sistema que lava el sangrado con suero salino. 

Al no retirarse toda la glándula, sino sólo la parte interna de la misma (que representa aproximadamente el 90%), no es un procedimiento idóneo para pacientes que tienen cáncer de próstata. 

Por lo demás, es un método que puede emplearse en cualquier escenario, incluyendo pacientes de muy alto riesgo quirúrgico, presentando una tasa de complicaciones muy baja en comparación con otros métodos quirúrgicos y una tasa nula de reintervenciones a lo largo de los años. 

P.- ¿Cuáles son los posibles efectos secundarios asociados con el tratamiento con láser holmium? 

R.- Este procedimiento tiene los riesgos propios de una intervención quirúrgica, que aumentan o disminuyen de acuerdo a la historia clínica del paciente. 

Sin embargo, es importante tener en cuenta que los riesgos son menores a los que se asumen con otros métodos, y que la mayoría de los pacientes se recuperan de forma rápida y sin problemas significativos. 

Posterior a la intervención quirúrgica, es posible que el paciente experimente efectos secundarios temporales, como sangre en la orina, dificultad para controlar la micción y eyaculación retrógrada. Sin embargo, a medida que el cuerpo se adapta a los cambios, esto suele desaparecer en pocas semanas. 

La eyaculación retrógrada, o retroeyaculación, es un fenómeno fisiológico en el cual el semen, en lugar de ser expulsado hacia afuera del cuerpo durante la eyaculación, se desplaza hacia la vejiga urinaria. 

Generalmente, retroeyacular es benigno y, en muchos casos, no causa problemas de salud significativos. Tampoco cambios importantes en el placer experimentado durante el orgasmo, aunque algunos pacientes sí que lo relatan. Sin embargo, podría afectar la fertilidad si se produce de manera recurrente, ya que reduce la cantidad de esperma que se libera durante la eyaculación. 

P.- ¿Existe algún método quirúrgico que no cause retroeyaculación? 

R.- Clásicamente, la cirugía de la próstata, especialmente aquellas más eficaces que retiran gran cantidad del tejido adenomatoso prostático (prostatectomía, resección transuretral, láser verde o enucleación con láser de holmio), pueden modificar la anatomía prostática, llevando a la eyaculación retrógrada. Recientemente han surgido cirugías de conservación de la eyaculación como REZUM o UROLIFT. El problema de las mismas es que no retiran tejido prostático y por tanto son temporales y menos eficaces, produciendo una menor curación del paciente. 

Sin embargo, entre estos novedosos métodos, ha surgido la hidroabalación prostática con sistema robótico AQUABEAM, para casos más severos y próstatas de mediano y gran tamaño. 

La hidroablación prostática con sistema AQUABEAM consiste en un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo para tratar la hiperplasia benigna de próstata en el que el tejido prostático es retirado mediante un jet de agua a alta presión.

El sistema cuenta con un guiado ecográfico que permite llevar a cabo una planificación precisa de la cirugía, retirándose únicamente el tejido que causa el problema de obstrucción al paciente. 

La cirugía se realiza a través de la uretra, sin necesidad de hacer incisiones en la piel, con un instrumento robótico de menor calibre que el que se usa en las cirugías convencionales. Con él se visualiza perfectamente la zona a tratar gracias a una cámara acoplada al brazo robótico que llevará a cabo la cirugía una vez planificado el procedimiento. Posteriormente, se aplica un jet de agua a alta presión que retira el tejido sin usar calor ni provocar síntomas irritativos ni lesiones en las estructuras anatómicas circundantes, incluida la zona por la que el paciente eyacula. De esta forma se logra la curación sin afectar a las relaciones sexuales del paciente. 

Es muy importante que la planificación sea llevada a cabo por un cirujano experto en la patología benigna de la próstata, ya que conocer al milímetro la anatomía de la zona confiere la habilidad de maximizar la curación del paciente sin producir apenas efectos secundarios de incontinencia, impotencia o pérdida de la eyaculación. 

P.- ¿Es el tratamiento con láser holmium una opción viable para todos los pacientes con hiperplasia benigna de próstata, o hay criterios de selección específicos? 

R.- No hay contraindicaciones para su uso, ni de tamaño prostático ni de condiciones de salud del paciente. Es un método muy seguro y eficaz en cualquier escenario que se presente. Esto es lo que le ha convertido en la técnica de referencia actual para el tratamiento de la HBP. 

Es muy importante resaltar que un cirujano muy experto es el que marca la diferencia de seguridad y capacidad. El láser es simplemente un “cuchillo de luz” que debe ser aplicado de forma muy precisa para que cualquier paciente pueda aprovechar sus grandes beneficios. 

P.- ¿Cómo es el período de recuperación después de someterse a un tratamiento con láser holmium para la hiperplasia benigna de próstata? 

R.- Tras la cirugía se le dejará posicionada una sonda en la vejiga a través de la uretra. Ésta estará conectada a un suero lavador. 

Aunque el láser de holmio tiene una gran capacidad de coagulación, tras la cirugía siempre se produce algo de sangrado en el lecho quirúrgico. Por este motivo la orina estará levemente teñida de sangre. 

Una vez se le traslade a su habitación podrá beber y comer. Incluso levantarse y deambular tras unas horas. Es raro que tenga dolor, a lo sumo alguna molestia por la sonda. 

El ingreso durará alrededor de 1-2 días, dependiendo del sangrado que experimente en el postoperatorio. Cuando se pueda retirar el suero lavador conectado a su sonda vesical, unas horas más tarde se retirará la sonda y si no hay incidencias podrá ser dado de alta a su domicilio. Es importante que el paciente beba abundantes líquidos en este momento (unos 3-4 litros) para aclarar la orina y no haga esfuerzos físicos, deporte o mantenga relaciones sexuales durante 2-3 semanas para evitar precisamente resangrados. 

Por lo demás el paciente puede llevar a cabo una vida normal, deambulando, conduciendo o realizando trabajos que no supongan una gran exigencia física. Se experimenta una leve molestia en el momento de orinar que cede a lo largo del primer mes. 

Posteriormente, en el plazo de 3-4 meses todos los síntomas prostáticos que motivaron la intervención desaparecen para siempre, permitiendo al paciente recuperar su calidad de vida miccional de forma plena y definitiva.

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