Cómo controlar los temblores del párkinson

La técnica HIFU no es invasiva y permite controlar los temblores de pacientes que sufren párkinson o temblor esencial, y aliviar el dolor neuropático en determinados casos

HIFU

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El temblor es uno de los síntomas más característicos del párkinson, sin embargo, también los sufren los pacientes con otras condiciones neurológicas. Se caracteriza por movimientos involuntarios que pueden afectar a las manos, la cabeza, el rostro, las cuerdas vocales, el tronco o las piernas; provocando malestar e incluso limitaciones a los pacientes que los sufren.

El origen de estos movimientos involuntarios, suele ser neurológico y su tratamiento puede llegar a ser un reto para los especialistas, ya que dependerá de la causa, la gravedad y el tipo de temblor que experimente el paciente.

Frente a la cirugía con neuroestimulación cerebral profunda o DBS (Deep Brain Stimulation), el tratamiento más utilizado y contrastado para el control del temblor y la mejora de la calidad de vida de los pacientes, está ganando terreno un novedoso tratamiento no invasivo y de efectos inmediatos que ha demostrado ampliamente su eficacia: el ultrasonido focalizado de alta intensidad, o HIFU.

¿Qué es la técnica HIFU?

La técnica HIFU (High-Intensity Focused Ultrasound, por sus siglas en inglés) es un tratamiento que permite realizar lesiones de alta precisión en determinadas dianas cerebrales para conseguir el control de síntomas de diversos trastornos del movimiento, como los mencionados temblores.

Concretamente, esta técnica consiste en la emisión de haces de ultrasonidos focalizados que provocan en una elevación progresiva y controlada de la temperatura en la zona a tratar (diana), hasta provocar una lesión mediante necrosis coagulativa (se provoca la muerte del tejido cerebral).

Beneficios de la técnica HIFU

Aunque lamentablemente no existe ninguna cura definitiva para el temblor, la aplicación del HIFU ha demostrado su eficacia a corto y medio plazo para el control del temblor esencial refractario, el temblor parkinsoniano, e incluso en algunos casos de distonía focal y dolor neuropático.

Además, tal y como apunta el Dr. Joaquín Ayerbe Gracia, especialista del Servicio de Neurocirugía de la Fundación Jiménez Díaz, «el gran beneficio del HIFU es su simplicidad: es un procedimiento mínimamente invasivo, no requiere de incisiones en el cráneo ni el cerebro, ni de la implantación de dispositivos electrónicos que conllevan un mantenimiento y que, además, pueden presentar complicaciones como infecciones y malfunciones».

Asimismo, el especialista recuerda que «el procedimiento tiene una duración de tan sólo tres o cuatro horas y se realiza en una sola sesión, con el paciente despierto, y en una sala con resonancia magnética», por lo que «la estancia hospitalaria se reduce normalmente a una noche de ingreso para observación».

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La Dra. Cici Feliz y el Dr. Joaquín Ayerbe Gracia, especialistas del Servicio de Neurocirugía de la Fundación Jiménez Díaz @Quirónsalud

Eficacia demostrada en el tratamiento de temblores

Para poder ofrecer este tratamiento, se requiere de una sala equipada con una resonancia magnética a la que se añade un dispositivo emisor de ultrasonidos. Una técnica que la Fundación Jiménez Díaz, perteneciente al Grupo Quirónsalud, ya ha incorporado a su cartera de servicios, convirtiéndose así en el tercer hospital público de la Comunidad de Madrid en contar con ella y poder ofrecerla.

De hecho, según explica la Dra. Cici Feliz, especialista del Servicio de Neurología, los primeros cinco pacientes tratados con HIFU «han visto reducidos sus síntomas con éxito y sin efectos secundarios», además, añade que «en todos los casos pudieron incorporarse a sus actividades diarias 24 horas después de la operación, ya que no requiere de tratamiento rehabilitador posterior».

Candidatos para tratamiento con HIFU

Hasta el momento, los cinco pacientes intervenidos en la Fundación Jiménez Díaz eran mayores de 70 años y sufrían temblor esencial. El procedimiento de valoración de los candidatos se ha realizado conjuntamente entre el departamento de Neurología y el de Neurocirugía, que evalúan y derivan a la Unidad de Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología.

La idea, explica el Dr. Ayerbe es «incluir a pacientes más jóvenes, e ir ampliando progresivamente a pacientes de párkinson y a aquellos que necesiten recibir tratamiento para el dolor neuropático». Asimismo, indica, «la previsión es aumentar progresivamente el número de pacientes intervenidos hasta alcanzar, al menos, cuatro intervenciones al mes».

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