Un caso de éxito: cirugía cerebral para preservar la empatía

CIRUGÍA CEREBRAL

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Un glioma es un tipo de tumor que se origina en las células gliales del sistema nervioso central, en el cerebro y la médula espinal. Estos tumores pueden ser de crecimiento lento (benigno) o de crecimiento rápido (maligno). En caso de ser cancerosos, pueden llegar a ser bastante agresivos, ya que invaden en poco tiempo áreas funcionales del cerebro.

Es el caso del paciente al que han tratado en el Servicio de Neurocirugía de Quirónsalud Madrid, cuyo tumor estaba localizado en el cíngulo del lado derecho de su cerebro, un área que conecta el sistema límbico y la corteza frontal y temporal y que controla la motricidad de la pierna, pero también otras funciones cognitivas relacionadas con la empatía. Una cirugía de éxito que nos explican desde Quirónsalud.

¿Cómo se trata un glioma?

Los gliomas presentan una sintomatología que va desde los dolores de cabeza, la pérdida de memoria, o problemas de vista, hasta dificultades en el habla e incluso, convulsiones. Todo dependerá de donde esté alojado el tumor, y también de su tamaño, lo que condicionará el tipo de tratamiento que se aborde.

Normalmente, las opciones más habituales son la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. En caso de que el tumor pueda ser extirpado por completo, puede que no sea necesaria ninguna terapia complementaria más allá de la cirugía. Si, por el contrario, el glioma no puede ser extirpado en su totalidad, o si se encuentra en una zona inaccesible, o de riesgo extremo, puede que se descarte incluso la intervención y se opte por radioterapia o quimioterapia directamente.

El mapa prequirúrgico

Para el caso que nos ocupa, era necesario identificar las zonas concretas de la corteza cerebral relacionadas con las emociones para obtener un mapa prequirúrgico de las áreas que se debían respetar al máximo durante la intervención. Para ello, se realizó un mapeado previo a la cirugía de las conexiones cerebrales, tanto corticales como subcorticales, mediante una resonancia magnética funcional.

Un examen durante la cual se llevó a cabo también una prueba de empatía, y pruebas de movilidad de la pierna izquierda del paciente para mostrar las zonas de activación del cerebro. «El objetivo era identificar en estudios de imagen avanzados las áreas cerebrales relacionadas con la empatía”, explica el Dr. Santiago Gil-Robles, jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, «algo que conseguimos colocando un visor al paciente dentro de la resonancia magnética donde podía ver imágenes de ojos que expresaban alegría, tristeza, temor…».

Gracias a las imágenes que se tomaron durante la realización de esta prueba se consiguió identificar en este paciente las zonas concretas de la corteza cerebral afectadas, con el objetivo de conseguir la máxima resecabilidad del tumor con el menor déficit posible para el paciente.

Cirugía para respetar las emociones

Cirugía cerebral @Quirónsalud

La cirugía para extirpar el glioma cerebral consta de tres fases, tal y como relata la Dra. Cristina Aracil, neurocirujana de Quirónsalud Madrid. Durante la primera se coloca al paciente en decúbito lateral, y una vez dormido, se accede a la zona del cerebro donde se va a realizar la intervención.

En la segunda, se despierta al paciente y se le repite la prueba de la resonancia magnética con imágenes, ayudado por una neuropsicóloga mientras se realiza la resección tumoral. Una tarea durante la cual, explica la Dra. Aracil, se acercan a las áreas a preservar y estimulan el cerebro. «Cuando el paciente comienza a cometer errores en el test de emociones al que se le está sometiendo o a tener dificultad para mover la pierna. Este es el momento de finalizar la resección», añade.

Durante la tercera fase se vuelve a dormir al paciente y se concluye la cirugía intentando resecar lo máximo posible la zona, evitando siempre alterar las funciones del paciente. Es importante, indican los especialistas, limpiar la mayor zona posible ya que los gliomas son lesiones de evolución progresiva que corren el riesgo de malignizarse, y puede mejorar el pronóstico a largo plazo del paciente.

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