Apiterapia: Primera víctima mortal de la acupuntura con abejas
La apiterapia se utiliza para aliviar las contracturas musculares y el estrés
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En 2015, una mujer española de 55 años de edad y residente en Madrid recurrió a la apiterapia para aliviar los síntomas del estrés y unas contracturas musculares. Durante dos años, la paciente recibió este extraño tratamiento una vez al mes. Sin embargo, en la última sesión y después de que la primera abeja actuara sobre su piel, presentó dificultades para respirar, perdiendo súbitamente la conciencia. Tras varias semanas en el hospital en estado de coma, la mujer falleció a causa de un fallo multiorgánico. Un terrible desenlace consecuencia del veneno de las abejas que alimenta este tratamiento.
¿En qué consiste la apiterapia?
Pese a que parece un procedimiento imprudente y arriesgado, su origen se remonta a finales del siglo XIX. Aunque jamás ha sido abalado por la comunidad médica o científica. La apiterapia es el uso terapéutico de las apitoxinas, es decir, el veneno de la abeja, y otros elementos procedentes de este curioso insecto como el polen, la miel, la jalea real o el propóleo. Según defienden sus seguidores, esta técnica es de gran ayuda a la hora de combatir todo tipo de enfermedades autoinmunes, la artritis o la esclerosis múltiple, entre otras afecciones.
Su teoría se sustenta en la inflamación que provoca la picadura de la abeja, que estimula el sistema inmunológico del individuo para proceder después con la desinflamación. Tal y como explican los médicos españoles responsables de la revisión publicada en Journal of Integrative Medicine, la tolerancia previa a este tipo de sustancias no previene las reacciones de hipersensibilidad. Más bien todo lo contrario, una exposición reiterada a las apitoxinas favorece el riesgo de sensibilización.
Precauciones
Para evitar más casos como el de la paciente madrileña, es importante que los futuros pacientes estén informados en todo momento de los pasos a seguir durante el procedimiento y sus peligros. Además, los apiterapeutas deberían realizar controles exhaustivos para determinar qué clientes presentan una sensibilidad acentuada a las picaduras de abeja. Estos también están obligados a crear un ambiente seguro, tendiendo un control total en el manejo de reacciones alérgicas y técnicas de primeros auxilios.
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