Mitos sobre el Alzhéimer

A nivel mundial, la enfermedad de Alzhéimer es la primera causa de la demencia neurodegenarativa, siendo un problema sanitario de gran importancia. Se calcula que en el mundo 40 millones de personas sufren esta enfermedad, aumentando exponencialmente la cifra en las siguientes décadas. Esto se debe al progresivo envejecimiento de la población, donde una cantidad mayor de personas puede desarrollar demencia neurodegenerativa. Sin embargo, hay mitos sobre el Alzhéimer que es conveniente desmentir.

Mitos sobre el Alzhéimer que no deben creerse

Solo se trata de la memoria

La enfermedad de Alzhéimer afecta la memoria, es cierto, pero no solo a ella. Es una enfermedad cerebral que produce una pérdida progresiva de las capacidades cerebrales funcionales y cognitivas que le impiden a la persona valerse por sí misma.

En otras palabras, todo lo aprendido se esfuma. En las fases leves se advierten olvidos o despistes, pero también se incluyen síntomas de pérdida de lenguaje –como dificultad para encontrar palabras, leer o repetir frases más largas–. En fases posteriores el cerebro deja de controlar la conducta y se ven afectadas las funciones básicas, como comer, caminar o el control de los esfínteres.

Ahora se sabe que el Alzhéimer puede presentarse con un amplio abanico de síntomas que no solo tienen que ver con perder la memoria.

Todo es demencia senil

Hay ciertas cosas que resultan naturales al envejecer, y el cerebro también envejece (la buena noticia es que a cualquier edad podemos ejercitarlo). Es normal que a veces se nos olvide dónde dejamos las llaves o que no recordemos un nombre, pero esos pequeños olvidos no interfieren en la autonomía de las personas. A esto se le suele llamar demencia senil.

Cuando se trata de Alzhéimer, la diferencia es la intensidad y la frecuencia, así como el impacto que generan en la vida cotidiana: si se nos olvidan las llaves 6 días seguidos, aunque las dejemos colgadas de la puerta, algo puede estar pasando. Por otra parte, la evolución de la pérdida de memoria es rápida y se pueden observar cambios drásticos en pocos meses.

La placa beta-amiloide es sinónimo de Alzhéimer

En el cerebro se acumula una proteína llamada beta-amiloide que forma placas cerebrales, observada en pacientes de Alzhéimer, pero también en personas de edad avanzada que no presentan síntomas; con los años es normal que haya una mayor acumulación de esta proteína.

Alzhéimer y demencia son lo mismo

Es cierto que el motivo más frecuente de la demencia es el Alzhéimer, pero hay otras razones: alteraciones cerebrovasculares y la presencia de cuerpos de Lewy, el párkinson o la enfermedad de Pick también pueden causar demencia. Además, la demencia es un síntoma, no una enfermedad.

Es hereditario

El Alzhéimer no es hereditario (solo el 1% de los casos lo es, y se considera una rareza), aunque sí puede heredarse la disposición a tenerlo, es decir, tener genes modulables que pueden favorecer la aparición de la EA ante factores de riesgo, como colesterol alto, diabetes, hipertensión, etc.

No hay nada que hacer para evitarlo

Al contrario, las investigaciones señalan que pueden controlarse los factores de riesgo para que la enfermedad no aparezca: llevar una vida saludable, esto es, alimentarse correctamente y realizar actividad física, pero también ejercitar la mente: aprender cosas nuevas, leer, relacionarse socialmente aumenta las conexiones neuronales, que se considera una reserva cognitiva. Mientras mayor sea la reserva, más fuerte será el cerebro para resistir la acumulación de la proteína beta-amiloide.