Cómo ser adicto al chiringuito sin que nos salga barriga
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El buen tiempo invita a pasar horas y horas en la playa y en la piscina, olvidándonos por completo del reloj y de las dietas. El problema es que nos solemos relajar tanto durante el verano que acabamos cogiendo unos cuantos kilos de más que en otoño nos cuesta quitárnoslos de encima con facilidad. Hoy te mostramos cómo ser adicto al chiringuito sin que nos salga barriga. Te daremos las claves para disfrutar de las vacaciones sin engordar más de la cuenta. Está claro que a todo el mundo le encanta acercarse hasta el bar y disfrutar de los magníficos menús y de sus refrescantes cervezas, pero también debemos pensar en los futuros michelines que suelen hacer acto de presencia.
Fruta en lugar de helados
Para intentar calmar la ansía de líquido y dulce siempre pensamos en los helados y refrescos, pero lo mejor es incorporar a nuestra dieta frutas de temporada que sean ricas en agua. En esta época del año tenemos muchas alternativas, entre las que se encuentran la sandía, el melón, ciruelas, albaricoques o nectarinas.
Ensaladas y verduras
Con el calor del verano lo que menos nos apetece son los cocidos y platos calientes. Nos abonaremos a las ensaladas variadas y a las verduras tanto para comer como para cenar. Serán una de nuestras grandes aliadas en esta época debido a su bajo contenido energético y por su alto porcentaje de agua y nutrientes, que nos protegen del calor y a la piel de los rayos uva. Intentaremos incorporar a la dieta hortalizas y verduras de distintas tonalidades: rojo, verde, naranja y amarillos. Cada uno de ellos aporta unos nutrientes diferentes y todos muy necesarios. Una buena opción es el gazpacho, con una buena base de tomate, pepino, cebolla, pimiento y aceite de oliva.
Correcta hidratación
Lo más normal es que una persona ingiera a diario en torno a los dos litros de agua, aunque esta cantidad puede variar en función de la masa corporal de la persona y el ejercicio que realice o de lo que sude. En esta época insisten en la necesidad de estar encima de los niños y mayores porque ellos apenas sienten sed y son los más proclives a sufrir la deshidratación. Intentaremos controlar al máximo el consumo de alcohol. Un gramo de una bebida de estas características cuenta con 7 Kcal, que es más de lo que supone un gramo de proteína o de hidratos de carbono. Sólo nos aportará, además, calorías vacías que no alimentan y engordan.
Preparaciones que no incorporen grasas
Durante el verano lo más fácil es saltarse las comidas o comer algo envasado que no nos implique un gran esfuerzo. Optaremos por preparaciones que no incorporen grasa a los alimentos como puede ser al vapor, cocción con agua, parrilla u horno. En la playa seguro que te apetece mucho comer aperitivos, pero hay que limitar su consumo. Entre estos se encuentran los snacks, helados, carnes grasas, fritos, embutidos grasos, dulces, chucherías y cualquier comida que incorpore la nata.