El 20% de los pacientes se desnutre mientras está ingresado

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La desnutrición afecta a uno de cada cuatro que ingresan.

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La desnutrición es un importante problema de salud pública que afecta a todo el mundo, no solo a las economías menos favorecidas, sino también a los países desarrollados. Los pacientes ingresados ​​en un hospital son un grupo especialmente vulnerable a la desnutrición, con una alta prevalencia, en torno al 20-50%, según los criterios diagnósticos, tal y como documenta un estudiopublicado en ‘Medicina Universitaria’.

La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha llamado la atención sobre la importancia de una adecuada nutrición para mantener un buen estado de salud, prevenir enfermedades y evitar complicaciones de patologías crónicas en el caso de que ya se padezcan. Insiste, además, en que la desnutrición afecta a uno de cada cuatro que ingresan  y hasta el 20% se desnutre durante su estancia hospitalaria.

«La nutrición desempeña un papel crucial en el ámbito hospitalario para prevenir y tratar la desnutrición en pacientes hospitalizados. Una adecuada alimentación durante la hospitalización no solo proporciona los nutrientes necesarios para mantener la salud y favorecer la recuperación, sino que también ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, reducir el riesgo de complicaciones y acelerar la cicatrización de heridas. La desnutrición en el entorno hospitalario puede tener efectos negativos significativos, como la prolongación de la estancia hospitalaria, el aumento de la morbilidad y la mortalidad, y la disminución de la calidad de vida», recuerda  Estefanía Álvarez Filippone, especialista en nutrición clínica y patología digestiva de Neolife.

Por lo tanto, es esencial contar con programas de nutrición adecuados, evaluación nutricional periódica y planes de alimentación individualizados que se adapten a las necesidades de cada paciente, con el objetivo de prevenir y tratar la desnutrición, optimizar los resultados clínicos y promover una pronta recuperación.

¿Cómo se detecta la desnutrición?

La experta recuerda que hay algunas formas comunes de detectar la desnutrición:

    • Evaluación clínica: Los médicos o profesionales de la salud pueden realizar una evaluación física para identificar los signos clínicos de la desnutrición. Esto puede incluir la medición del peso corporal, la altura, el perímetro braquial y la circunferencia del brazo, así como la observación de síntomas como la pérdida de masa muscular, fatiga y debilidad.
    • Historial médico y nutricional: Obtener información detallada sobre la dieta y los hábitos alimentarios de la persona es importante. Se pueden hacer preguntas sobre el consumo de alimentos, las preferencias dietéticas, las alergias alimentarias y las condiciones médicas subyacentes que podrían afectar la absorción de nutrientes.
    • Análisis de laboratorio: Los análisis de sangre pueden proporcionar información crucial sobre el estado nutricional de una persona. Se pueden medir los niveles de ciertos nutrientes, como la albúmina, la transferrina, la vitamina D, el hierro y otros indicadores clave que pueden estar asociados con la desnutrición.
    • Evaluación antropométrica<: Este enfoque implica medir y evaluar parámetros físicos, como el índice de masa corporal (IMC), la circunferencia de la cintura y la relación cintura-cadera. Estas medidas pueden ayudar a identificar la pérdida de peso y la disminución de la masa muscular, que son características comunes de la desnutrición.
    • Cuestionarios y escalas de evaluación: Existen diversos cuestionarios y escalas validadas que se utilizan para evaluar el riesgo de desnutrición. Estas herramientas pueden incluir preguntas sobre la ingesta alimentaria, los cambios en el apetito, la pérdida de peso y la capacidad funcional.

¿Qué personas tienen más riesgo de padecerla?

La nutricionista de Neolife recuerda que «es fundamental que los profesionales de la salud en el ámbito hospitalario estén atentos a estos grupos de riesgo y realicen una evaluación nutricional adecuada para identificar y tratar la desnutrición de manera oportuna. El manejo nutricional adecuado de estos pacientes puede ayudar a mejorar los resultados clínicos, acelerar la recuperación y reducir las complicaciones asociadas con la desnutrición». Y las personas con más riesgo de sufrirla son:

    • Pacientes críticamente enfermos: Aquellos que están gravemente enfermos, como aquellos en unidades de cuidados intensivos (UCI), quemados, con infecciones graves o sometidos a cirugía mayor, tienen un mayor riesgo de desnutrición debido al estrés metabólico y al aumento de las necesidades nutricionales.
    • Personas mayores: Los adultos mayores a menudo presentan un mayor riesgo de desnutrición debido a diversos factores, como disminución del apetito, problemas de masticación o deglución, enfermedades crónicas, aislamiento social y limitaciones físicas que dificultan la preparación de comidas.
    • Pacientes con enfermedades crónicas: Aquellos que padecen enfermedades crónicas como cáncer, enfermedades cardiovasculares, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), insuficiencia renal o diabetes pueden tener un mayor riesgo de desnutrición debido a los efectos de la enfermedad en el metabolismo, la ingesta alimentaria y la absorción de nutrientes.
    • Personas con trastornos alimentarios: Los pacientes hospitalizados con trastornos alimentarios, como anorexia nerviosa o bulimia, tienen un alto riesgo de desnutrición debido a las restricciones alimentarias, los hábitos alimentarios desordenados y las alteraciones de la imagen corporal.
    • Pacientes con enfermedades gastrointestinales: Aquellos con enfermedades inflamatorias del intestino, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa u otras condiciones gastrointestinales pueden experimentar mala absorción de nutrientes y pérdida de peso debido a la inflamación y daño en el sistema digestivo.

La  desnutrición en personas mayores

Un sector de la población que preocupa a los especialista es el de las personas mayores. «La desnutrición en los adultos mayores puede ser causada por una variedad de factores, que incluyen pérdida de apetito, falta de capacidad para masticar y tragar, y un mayor uso de medicamentos recetados. Otros factores de riesgo incluyen la depresión, la demencia, las enfermedades crónicas y la falta de acceso a alimentos nutritivos óptimos, ya sea debido a la inseguridad alimentaria o la falta de capacidad para preparar y/o comprar alimentos», reconoce Webmed.

Estefanía Álvarez recuerda que la detección de la desnutrición en personas mayores puede requerir una evaluación integral y considerar múltiples factores. Aquí hay algunos enfoques comunes utilizados para detectar la desnutrición en personas mayores:

    • Evaluación del estado nutricional: Un profesional de la salud, como un médico o dietista, puede realizar una evaluación exhaustiva del estado nutricional de una persona mayor. Esto puede incluir preguntas sobre los hábitos alimentarios, cambios en el apetito, pérdida de peso reciente y dificultades para comer o masticar los alimentos.
    • Evaluación antropométrica: La medición del índice de masa corporal (IMC), la circunferencia del brazo, la circunferencia de la cintura y la relación cintura-cadera pueden ayudar a identificar la pérdida de peso y la disminución de la masa muscular, que son indicadores de desnutrición.
    • Análisis de laboratorio: Se pueden realizar análisis de sangre para evaluar los niveles de nutrientes clave, como proteínas, vitaminas y minerales. Los niveles bajos de albúmina, prealbúmina, hierro, vitamina D, vitamina B12 y folato pueden indicar una deficiencia nutricional y ayudar a detectar la desnutrición.
    • Evaluación funcional: Además de evaluar el estado nutricional, es importante considerar la capacidad funcional de la persona mayor. La pérdida de la independencia para comprar, preparar y consumir alimentos puede contribuir a la desnutrición. Evaluar la capacidad de realizar las actividades diarias y el apoyo social también puede ser útil para identificar factores de riesgo adicionales.

Evaluación cognitiva: Las alteraciones cognitivas, como la demencia, pueden afectar la ingesta alimentaria y aumentar el riesgo de desnutrición en las personas mayores. Evaluar la función cognitiva y la capacidad para comprender y seguir una dieta adecuada puede ser importante en la detección de la desnutrición.

¿Cómo debe ser el plan nutricional?

El plan nutricional para personas con patologías específicas debe ser individualizado y adaptado a las necesidades y condiciones de cada persona. Aquí hay algunos principios generales a considerar:

  • Consulta con un nutricionista: Es importante buscar la orientación de un nutricionista con experiencia en el manejo de la patología específica. El profesional de la salud podrá evaluar la condición médica, los objetivos de tratamiento y las necesidades nutricionales únicas de la persona, y así desarrollar un plan nutricional adecuado.
  • Considerar las restricciones dietéticas: Algunas patologías pueden requerir restricciones dietéticas específicas. Es importante seguir las pautas dietéticas recomendadas para cada enfermedad y adaptar el plan nutricional en consecuencia.
  • Equilibrio de nutrientes: El plan nutricional debe asegurar un equilibrio adecuado de nutrientes, como proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales, según las necesidades individuales y la condición médica. Es posible que se requiera un ajuste en la cantidad y calidad de ciertos nutrientes para abordar las demandas específicas de la patología.
  • Individualización de la ingesta calórica: La ingesta calórica debe adaptarse a las necesidades individuales y las metas de tratamiento. En algunos casos, puede ser necesario aumentar o disminuir la ingesta calórica para mantener un peso adecuado, controlar los síntomas o lograr otros objetivos de salud.
  • Manejo de síntomas y efectos secundarios: En algunas patologías, como el cáncer o las enfermedades gastrointestinales, pueden presentarse síntomas como náuseas, vómitos, diarrea o dificultad para tragar. El plan nutricional debe abordar estos síntomas y adaptarse para asegurar una adecuada ingesta de nutrientes y minimizar las molestias.
  • Monitoreo y seguimiento: Es fundamental realizar un seguimiento regular con el nutricionista para evaluar la efectividad del plan nutricional y realizar ajustes si es necesario. El monitoreo de los parámetros clínicos y de laboratorio relevantes puede ayudar a evaluar la respuesta al plan nutricional y hacer los cambios necesarios.

«El papel del nutricionista en el ámbito hospitalario es de vital importancia para garantizar una atención integral y óptima a los pacientes. El nutricionista desempeña un papel fundamental en la evaluación y el manejo de la nutrición clínica, brindando un enfoque especializado y basado en evidencia para abordar las necesidades nutricionales únicas de cada individuo», insiste la nutricionista de Neolife.

Y agrega: «Trabajando en estrecha colaboración con el equipo médico, el nutricionista realiza evaluaciones nutricionales, desarrolla planes de alimentación individualizados y supervisa la ingesta de nutrientes, todo ello con el objetivo de prevenir la desnutrición, promover una recuperación óptima y mejorar los resultados de salud. Además, el nutricionista educa a los pacientes y sus familias sobre la importancia de una alimentación adecuada, proporciona pautas dietéticas personalizadas y ayuda a abordar cualquier problema relacionado con la alimentación y la nutrición. Su experiencia y conocimientos especializados son esenciales para optimizar el estado nutricional de los pacientes en el entorno hospitalario y contribuir a su bienestar general, es por ello, la insistencia de que sean incluidos en los hospitales».

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