Ésta es la calle dónde hay más bares de pinchos de San Sebastián: mejor que la calle Laurel de Logroño
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Si hay algo que destaque dentro de la rica y variada gastronomía del País Vasco esos son sus pinchos, que podemos encontrar por todos lados, pero que en San Sebastián parecen alcanzar un nivel difícil de superar. La ciudad famosa por sus playas y eventos como su festival de cine, destaca también por esos pinchos irresistibles. Para muchos viajeros, comer en Donosti es una experiencia en sí misma, casi tan importante como pasear por la Concha o asomarse al Peine del Viento. Y aunque cada barrio tiene su encanto, hay una zona donde todo parece intensificarse y donde la tradición del pintxo alcanza su momento más puro. Toma nota, porque esta es la calle dónde hay más bares de pinchos de San Sebastián.
La calle en cuestión se encuentra en la Parte Vieja, que si has visitado San Sebastián en alguna ocasión, sabrás que consiste en un entramado de calles estrechas al pie del monte Urgull, y que mezclan historia, vida diaria y una oferta gastronómica imposible de abarcar en una sola visita. Entre el puerto y la desembocadura del Urumea, este pequeño laberinto concentra algunos de los mejores bares de pintxos del país, dónde puedes encontrar los clásicos pero también propuestas más modernas y sin perder esencia. Y dentro de este barrio se esconde la calle Fermín Calbetón que muchos visitantes descubren por casualidad, pero que los donostiarras recomiendan casi sin pensarlo. Una calle que, según quienes mejor la conocen, supera incluso la famosa calle Laurel de Logroño como destino imprescindible para ir de pinchos.
La mejor calle de San Sebastián para comer pinchos
Si hay un lugar donde empezar una ruta de pinchos en San Sebastián, es la calle Fermín Calbetón. Esta vía concentra algunos de los bares más conocidos, más vibrantes y más frecuentados tanto por locales como por turistas. No es una calle larga, pero cada pocos metros aparece un nombre que ya forma parte de la memoria gastronómica de la ciudad.
Aquí se encuentran clásicos como Goiz-Argi, famoso por su brocheta de gambas; Sport, otro imprescindible con décadas de tradición; o Borda Berri, uno de los templos contemporáneos del pintxo, donde muchos platos se han convertido en pequeños iconos gastronómicos que todo el mundo quiere probar.
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En definitiva, quien viene a San Sebastián y se pierde Fermín Calbetón, se pierde una parte esencial de lo que significa comer en la ciudad. Es una calle donde se demuestra que el pincho no es solo comida, sino cultura y también como no, una forma de reunirse para disfrutar de lo mejor de la gastronomía vasca.
Otras calles imprescindibles para seguir la ruta
Aunque Fermín Calbetón es la estrella, la Parte Vieja ofrece mucho más. A apenas unos pasos se encuentra la calle Pescadería, otra de las referencias recomendadas por la web turística del País Vasco. En esta calle se esconden algunos de los nombres que más sorprenden a quienes se dejan guiar por la intuición: Txepetxa, todo un clásico si te gustan las antxoas; el mítico bar Néstor, famoso por su tortilla y su tomate; o El Zeruko, un local que mezcla tradición y vanguardia.
También merece una visita la calle 31 de agosto, una vía con historia propia y una de las pocas que sobrevivió al incendio de 1813. Hoy es una de las arterias gastronómicas más completas, con locales como el Martínez, A Fuego Negro, Txuleta, La Cuchara de San Telmo o La Viña, conocida por una de las tartas de queso más famosas del país. Es una calle donde cada bar tiene su personalidad y donde es casi imposible quedarse con un solo favorito.
La mayor recomendación es clara: perderse sin prisa. Donosti no es una ciudad para seguir una lista estricta, sino para dejarse llevar por el ambiente, entrar en cualquier bar que invite a hacerlo y probar lo que recomienden ese día. Los pintxos funcionan así: se disfrutan mejor sin mapa, sin horarios y sin expectativas cerradas.
La experiencia donostiarra que supera comparaciones
Comparar la calle Fermín Calbetón con la calle Laurel de Logroño es casi inevitable, pero también injusto. Cada una tiene su identidad, su historia y su forma de vivir el tapeo. Sin embargo, quien busca variedad, tradición y ese punto de autenticidad que permanece a pesar del turismo, encuentra en la Parte Vieja algo difícil de replicar. Es una mezcla entre cocina clásica vasca, innovación y un ambiente que cambia a cada hora del día.
Y es que una vez en la Parte Vieja, la experiencia no depende sólo de los bares más reconocidos. La zona concentra una oferta tan amplia que resulta sencillo encadenar varios locales en apenas unos metros. La dinámica es clara: elegir una calle, observar el ambiente y entrar en los bares que presentan más actividad o que destacan por alguna especialidad concreta. En calles como Fermín Calbetón, Pescadería o 31 de agosto, la rotación de público es constante y permite probar diferentes propuestas en cuestión de minutos. Esa concentración de establecimientos hace que la ruta sea ágil, variada y accesible para quienes visitan la ciudad por primera vez, consolidando el modelo donostiarra como uno de los más sólidos y reconocidos del norte de España.