Zelenski héroe, Putin asesino

Zelenski héroe, Putin asesino
Zelenski héroe, Putin asesino

En su camino hacia Kiev, el ejército ruso ocupó el 27 de febrero la ciudad de Bucha, a 50 kilómetros de la capital ucraniana. Entraron a sangre y fuego, disparando contra todo lo que se movía, ya fuera civil o militar, hombre o mujer, adulto o niño. Permanecieron allí, asesinando, torturando y violando durante todo el mes de marzo hasta que el 1 de abril las tropas ucranianas lograron recuperarla. Las imágenes que se encontraron recuerdan a lo que vio el ejército estadounidense cuando por fin pudo liberar los campos de concentración nazis, al finalizar la II Guerra Mundial. Cuerpos mutilados de hombres, mujeres y niños violados y torturados antes de ser asesinados. Orejas cortadas, dientes arrancados. Manos atadas a la espalda, cabezas rapadas. Hasta las mascotas fueron masacradas por los soldados a las órdenes de Vladímir Putin, presidente de Rusia, criminal de guerra, asesino, violador y torturador de niños.

Durante el mes que tuvieron ocupada la ciudad de Bucha, los soldados rusos de Putin actuaron del mismo modo que siempre han actuado los ejércitos soviéticos y comunistas por todo el mundo. De hecho, el presidente ruso abandonó hace más de dos años la comisión del Convenio de Ginebra sobre víctimas de crímenes guerra. A las órdenes de Putin, los rusos bombardean edificios civiles, disparan contra hospitales y guarderías y usan gases y bombas prohibidas. En las fosas comunes que han dejado atrás han aparecido más de 300 cadáveres, a los que hay que sumar cientos de civiles desarmados que aparecen asesinados por todas las calles, sótanos y viviendas ocupadas de la ciudad. Una auténtica masacre. El presidente ucraniano, Zelenski, dice que “en Bucha se cometieron crímenes de guerra que serán reconocidos como un genocidio”. Y todos hemos podido comprobar que dice la verdad.

Pero Bucha es sólo una pequeña localidad de menos de 40.000 habitantes de la que los criminales rusos han sido expulsados tras fracasar en su intento de rodear la capital. La devastada Mariúpol tenía más de 400.000 habitantes, de los que más de 100.000 aún intentan ser evacuados. En Jersón vivían casi 300.000 personas que continúan siendo acribilladas. Y la atacada Odesa es una ciudad con más de un millón de habitantes. Por todo el sur y el este de Ucrania, el genocida ejército ruso continúa perpetrando los mismos terribles crímenes de guerra que en la pequeña Bucha tan solo hemos empezado a intuir. Mientras toda Europa, España incluida, continúa manteniendo relaciones comerciales con la Rusia que mayoritariamente respalda los crímenes de Putin y a la que pagamos a cambio de su gas las divisas que necesita para financiar esta masacre.

Esta tarde el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se ha dirigido por videoconferencia a las Cortes españolas, habiéndonos colocado en el furgón de cola de sus agradecimientos y cuando han pasado apenas dos semanas desde que su ministro de Defensa, Oleksii Réznikov, pidió a los españoles que saliéramos a las calles y nos manifestáramos «contra su gobierno medio comunista y pro Putin», en referencia a la participación de Podemos en el Ejecutivo de Pedro Sánchez, que fue contraria al envío de armas a Ucrania y al proceso de adhesión de este país a la UE. Zelenski, vestido de verde militar para transmitir fuerza, determinación y unidad en el sufrimiento con su pueblo, sacará los colores y hará agachar las cabezas, avergonzados, a todos aquellos que, desde España, aún se muestran tibios en su condena de los horribles crímenes que Putin comete en las calles de Ucrania.

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