Ya que todos mienten, que al menos lo hagan de forma coordinada
Que el Gobierno es una máquina de mentir se sabía, pero, al menos, sus ministros podían mentir de forma coordinada. Esto es, con una mínima sincronía, porque la respuesta del Ejecutivo a la entrada ilegal de la vicepresidenta de la dictadura de Venezuela, Delcy Rodríguez, tras conocerse que Pedro Sánchez dio el visto bueno a José Luis Ábalos cuando le informó del encuentro previsto, ha sido apoteósica. Sánchez se ha justificado con que lo de Delcy Rodríguez era «una visita privada», mientras que Pilar Alegría se defendía con el argumento de que «única y exclusivamente hubo una parada técnica por propio descanso del personal del avión que llevaba a la vicepresidenta Delcy». No estaría de más que ya que van a mentir, se pongan de acuerdo en la patraña.
Lo cierto es que el informe de la UCO pone de manifiesto que hasta siete ministros y la presidenta del Congreso de los Diputados salen seriamente tocados tras el documento de la Guardia Civil, al quedar meridianamente claro que estaban al tanto de los movimientos de la trama, algunos con un grado de implicación directa como Francina Armengol o Víctor Torres, que tenía una relación estrechísima con uno de los cabecillas, Koldo García, asesor y mano derecha de José Luis Ábalos . En definitiva, que la organización criminal liderada por Víctor de Aldama se movió a sus anchas por los departamentos ministeriales socialistas -Transportes, Economía Sanidad, Industria, Transición Ecológica, Interior y Política Territorial- con un grado de impunidad inaudito en una democracia. Más Moncloa, obviamente, que ahora trata a la desesperada de limitar el escándalo al entorno de Ábalos.
Y como están sobrepasados, andan como pollos sin cabeza en una espasmódica huida hacia delante sin tiempo, siquiera, para urdir un creíble plan de defensa. Por eso, Sánchez dice una cosa y la ministra Alegría -vaya semanita la suya-, la contraria. Que si Delcy Rodríguez vino en visita privada, que si fue simplemente una parada técnica… Están de los nervios y lo peor es que esto no ha hecho más que empezar.