Ximo Puig y los palos de ciego

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Lo peor que hay en la lucha contra el coronavirus es el titubeo, actuar a tientas, sin saber lo que se hace. La Comunidad Valenciana es buen ejemplo de ello. Los puñales vuelan entre las fuerzas políticas que componen el Gobierno autonómico socialcomunista sin miramiento, ni pudor alguno. Los socialistas acusan a los catalanistas de Compromís de haber aireado los turbios tejemanejes de Francis Puig, hermano del presidente Ximo Puig, para beneficiarse de concursos públicos.

Los socialistas atacan la gestión del comunista Joan Ribó en la ciudad de Valencia y, por su parte, los podemitas, en caída libre electoral, andan enzarzados en sus purgas internas para ir desalojando a los críticos con el líder supremo Iglesias de los puestos de responsabilidad política. La última víctima ha sido la portavoz comunista en las Cortes autonómicas, Naiara Davó, y parece que Pablo Iglesias también quiere ver fuera a su vicepresidente en el des-gobierno valenciano, Rubén Martínez Dalmau. Podría ser el penúltimo asalto del ‘sanchismo’ para desgastar a su viejo rival, Ximo Puig.

Las cuitas internas en la Generalitat Valenciana están precipitando que los errores en la toma de decisiones para luchar contra el coronavirus sean cada vez más evidentes. No hay medida que dure tres días sin ser modificada nuevamente con otra medida que amplía la anterior y que degenera en un caos absoluto. La ciudadanía valenciana ya no sabe si el toque de queda es a las 20h o a las 22h, si estamos confinados o no lo estamos. Ahora mismo hay unos municipios cerrados a cal y canto por su alta incidencia de la enfermedad, pero el próximo fin de semana se cerrarán otros nuevos, aquellos que tengan más de 50.000 habitantes. Ese es el criterio que se ha aplicado.

Nadie conoce los supuestos criterios científicos que hay detrás de las medidas, pero nada tienen que ver con los mismos de la desescalada anunciada en mayo por el hoy presidente ausente, Pedro Sánchez. Lo que entonces valía ahora no vale. En suma, un verdadero despropósito que perjudica a los ciudadanos y, especialmente, a los sectores económicos más afectados.

En la Comunidad Valenciana han cerrado la hostelería con día y medio de antelación de manera arbitraria. Sin embargo, las cafeterías de las universidades públicas permanecen abiertas. O por qué no hablar de los teatros públicos. El Teatro Principal de Valencia tiene en marcha su temporada de invierno con funciones incluso a las 19h cuando ya todo el comercio está cerrado y que terminan minutos antes del toque de queda. La única limitación impuesta por el ‘tripartito de los líos’ es que el aforo no supere el 50% de su capacidad. Es decir, que de las 1.200 plazas disponibles puedan llegar a juntarse 600 asistentes a una función.

Trate de adquirir entradas para las fechas venideras porque en algunos casos apenas quedan localidades. Y claro la izquierda necesita de esos púlpitos teatrales para seguir aleccionando en tiempos de pandemia. La semana que viene se representa una obra, ‘Juana’, donde según su descripción se habla de “los orgasmos cósmicos” de Juana la Loca con Felipe el Hermoso, y la supuesta orientación homosexual de Sor Juana Inés de la Cruz, una de las grandes intelectuales del Siglo de Oro español, pero de quien interesa sólo para la ‘cultureta progre’ su inclinación sexual por haber sido religiosa católica. De haber sido comunista, les hubiera interesado más su lucha proletaria. Ahora trate de adivinar a quién tiene como protagonista esta obra…, Aitana Sánchez-Gijón.

Sí, la amiga del PSOE y Podemos que se oponía hace cinco años a un Gobierno del PP porque según ella equivalía a traer más “empobrecimiento e incremento de las desigualdades”. Habría que recordarle que después de tres años y medio de Sánchez en la Moncloa, España tiene 1 millón más de pobres, 1 millón más de parados y miles de personas en las colas del hambre. Ana Belén, otra de las artistas que conforman la temporada del teatro público valenciano a pesar de la pandemia, dijo hace un tiempo que con el Gobierno de Zapatero se le puso cara de gilipollas. Me pregunto cómo se le estará quedando ahora con Pedro Sánchez.

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