Visita a los colmados podemitas con sabor caribeño

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Es precisamente en épocas electorales cuando se conoce al galgo, cuando se puede intuir si con tal o cual candidato, en este u otro partido político se cuece algo de caletre. Nadie podrá discutir a la izquierda de la izquierda (los neocomunistas del siglo XXI) que son auténticos maestros a la hora de intuir las desesperanzas del pueblo. Lo han demostrado a lo largo de la historia y han sabido como nadie aprovechar la desesperación para sacar ventaja y partido. Otra cosa es lo que hacen y saben hacer cuando llegan al poder.

Es el caso de la teórica jefa de Podemos –el auténtico mandamás continúa siendo el mismo- Ione Belarra, que ha propuesto, ni más ni menos, crear una gran cadena de supermercados públicos, imagino que siguiendo los métodos y enseñanzas de sus grandes próceres en Hispanoamérica, léase, sin ir más lejos, Cuba, Venezuela, Nicaragua y ahora México. Lo cierto es que ni López Obrador se ha atrevido a tanto.

El que suscribe puede dar fe de lo que encontró en sus numerosos viajes, primero a la URSS, luego a Cuba y Venezuela. Nada. Estantes vacíos, racionamiento a gogó, largas colas para comprar lo elemental para la subsistencia. Esto es un hecho tan comprobable como cierto. Alguien dirá que eso es para el pueblo llano, no para los dirigentes de esa casta que no termina de extinguirse ni siquiera con la llegada al poder de sus amigos españoles. También es algo constatable y descriptible.

Los colmados podemitas, con respeto, no tienen un pase. Montarlos costaría no menos de 4.000 millones de euros sin cubrir todo el territorio nacional, emplear a un mínimo de 50.000 personas y para sostenerse no podrían abaratar los precios. Cuando empezó la broma de Podemos recuerdo que el autor preguntó a su fundador en un programa de televisión que cuál era el país modelo que ellos tenían en mente y al que le gustaría que España se asemejase. Contestó que Dinamarca, Suecia o Finlandia, países nórdicos donde existía entonces la socialdemocracia más avanzada. No era verdad. Con el tiempo demostraron que preferían Argentina, Cuba o Venezuela. Y, para más inri, los nórdicos cuentan al día de hoy con un Gobierno de liberales de centroderecha.

Lo de los colmados como propuesta electoral morada tiene su aquel. No irá a parte alguna. Sin embargo, ha permitido al pueblo español o a la parte que haya seguido la profundidad de la imaginación de Belarra conocer algo más acerca de unas muchachas(os) que creyeron –como su amigo Petro, el colombiano en apuros- que la montaña era el mar y que el trigo era agua.

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