¿Vas a dejar tirados a los españoles, Pedro?

¿Vas a dejar tirados a los españoles, Pedro?

¿Quo vadis, Pedro Sánchez? ¿Permitirá que el desgobierno se adueñe de España per saecula saeculorum? ¿Dejará que el desafío independentista parta el país en dos? ¿Será capaz de contemplar impasible cómo la recuperación económica languidece sin unos Presupuestos Generales para 2017? ¿Colaborará a que la inversión se diluya entre las dudas que genera este bloqueo político? ¿Consentirá que todas las comunidades autónomas –también las gobernadas por sus propios barones— vean sus recursos reducidos a la nada por un techo de gasto de emergencia? ¿Qué hará por los españoles? ¿Seguirá instalado en el ‘no’? ¿Dirá que quiere “ser oposición” sin permitir la construcción de un Ejecutivo? ¿Qué más necesita para ponerse el traje de estadista y abandonar el mero interés individual y de partido?

Después de este martes, la responsabilidad sobre el futuro inmediato de España recae por completo en el secretario general del PSOE. Ante las razonables condiciones propuestas por Albert Rivera, el acuerdo para que Ciudadanos dé el ‘sí’ a la investidura de Mariano Rajoy es casi un hecho. A un gran pacto entre los principales partidos constitucionalistas sólo le faltaría la pieza socialista para materializarse. Sería el principio para un Gobierno de garantías que pudiera afrontar importantes retos económicos como la reducción de la deuda y el déficit; el desempleo y las pensiones a nivel social o, desde el punto de vista político, el desafío secesionista que desde Cataluña intenta poner en jaque tanto al Tribunal Constitucional como al Estado. Sánchez no está dispuesto a participar de ese óptimo contexto. No obstante, su abstención sería suficiente para que el país se pusiera en funcionamiento.

Como bien ha señalado Albert Rivera, las seis condiciones expuestas por el presidente de Ciudadanos ya fueron firmadas en su momento por el propio Pedro Sánchez. Todas ellas concretan medidas para fomentar la regeneración política que tanto reclama el líder socialista. Por lo tanto, el madrileño no tiene excusa, más allá de sus intereses particulares, para no conceder la abstención de su partido y, así, propiciar que España acabe con esta situación que se prolonga desde el pasado año y que ha agotado la paciencia y el ánimo de todos los españoles. El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) señala que la clase política es la principal preocupación de los ciudadanos junto con la corrupción y el paro. Este país necesita volver a funcionar y Pedro Sánchez puede terminar de arrancarlo. De sus respuestas a todas las preguntas anteriores dependerá gran parte de nuestro futuro.

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