Las vacunas, la venganza separatista del 1-O

Las vacunas, la venganza separatista del 1-O

Los catalanes no separatistas ya estamos avisados. Estoy convencido de que cuando la Generalitat secesionista decida acabar con nosotros simplemente dará órdenes a los servicios sanitarios para que nos pongan a la cola para una operación, para ser atendidos por el especialista, para vacunarnos, o para ingresarnos en una UCI. Y así podrá acabar, poco a poco, con nosotros. ¿Exagero? No. Lo que ha hecho el Govern de ERC y Junts con la Guardia Civil y la Policía Nacional poniendo trabas a vacunar a los agentes de estos cuerpos que trabajan en Cataluña ha sido, en mi opinión, un siniestro experimento. Han tomado una decisión bárbara y que ataca cualquier sentimiento humanitario, y les ha salido gratis. Seguro que los políticos separatistas ya han tomado nota de la impunidad de sus actos y me temo que en el futuro seguirán actuando en esa dirección.

Recordemos la noticia: la Generalitat hace semanas que ha comenzado la vacunación de los agentes de la policía autonómica, los Mossos d’Esquadra, al ser personal esencial en la lucha contra la pandemia. Son los que han de garantizar que los ciudadanos cumplan con las indicaciones sanitarias y la mayoría de ellos han recibido su dosis. Por la misma regla de tres los agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional destinados en Cataluña, que también han sido considerados trabajadores esenciales, deberían haber sido vacunados con la misma diligencia. Pero como a la Generalitat del ‘moderado’ Pere Aragonès no le ha dado la gana, el proceso se ha retrasado, y solo una pequeña parte de estos policías han recibido la inyección. En un país serio el presidente del Gobierno autonómico catalán y la consejera de Salud ya estarían detenidos y en prisión provisional por poner en peligro la salud de agentes de la autoridad. En España lo único que va a pasar es que será el Gobierno de España quien dará la orden de vacunarlos a todos, pero sin que los culpables de esta barbaridad paguen ninguna consecuencia por sus actos liberticidas.

Muchos tenemos la certeza de que si el Govern separatista está siendo poco diligente para vacunar a los agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional es por vengarse de las cargas del 1 de octubre. Estos cuerpos impidieron el golpe de Estado separatista y por eso los consideran una “fuerza de ocupación”. Y como ERC y Junts deciden dónde van las dosis que han llegado a Cataluña, están racionando su reparto entre los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Eso lo pensamos un buen número de catalanes que hemos visto cómo las gastan los políticos separatistas. No es la primera vez que el secesionismo utiliza la Sanidad pública para sus fines partidistas, basta con recordar cómo llenaron muchos hospitales y ambulatorios de lazos amarillos y de pancartas con el lema “libertad presos políticos”.

O las ‘performances’ que personal sanitario con sus batas blancas montó en solidaridad con los procesados por sedición en los vestíbulos de varios centros de Salud. Les importó un bledo que en estos ambulatorios y hospitales hubiera pacientes, algunos con graves dolencias, no independentistas que tenían que sufrir la angustia de cómo los médicos y sanitarios que les tenían que atender hacían ostentación de su sectarismo partidista ante sus narices. Para el separatismo la Sanidad, sobre todo la pública, es un campo más de batalla en el que mostrar su dominio de la sociedad catalana, y la ha usado con creces. Si dudan, buceen en la red y lean algunos comunicados hechos públicos durante el ‘procés’ por las entidades de médicos que dominan los independentistas y se les despejarán las dudas.

Si se pone trabas a vacunar a un guardia civil y no pasa nada, ¿por qué no retrasar el tratamiento oncológico a un activista antiseparatista que sea molesto? ¿Que es una barbaridad plantearse algo así? Cuando un político independentista permite retrasar vacunar a los agentes de dos cuerpos policiales simplemente porque no son de “tu” policía, y condenarles a un posible contagio, que luego puede trasladar a sus familiares, ya ha demostrado su miseria moral. A partir de ahí, todo es posible. Ha llegado la hora de plantarse y exigir al Gobierno de España que defienda la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. No puede haber ciudadanos de primera y de segunda según la voluntad de unos partidos, ERC y Junts, que han demostrado que desprecian a millones de catalanes.

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