¿Va a dictar Francia la política española?
En el momento que escribimos estas líneas todo parece indicar que Ciudadanos logrará imponer la condición de que Vox no entre en el Gobierno del Ayuntamiento de Madrid. No resulta tan sorprendente los términos del acuerdo como la procedencia de las directrices que marcan las pautas de negociación.
Según ha ido llegando el día en el que se constituyen oficialmente los ayuntamientos en nuestro país, fuentes del Eliseo han manifestado a periodistas españoles que el acercamiento de Ciudadanos a Vox “no es una anécdota” y que “cualquier trabajo de fondo con la ultraderecha es muy grave”. Estas palabras se enmarcan con la amenaza, nada velada, de que La República En Marcha (LREM), la plataforma cívica de Emmanuel Macron, rompa relaciones con el partido de Albert Rivera, poniendo a su vez en cuestión la pertenencia de Ciudadanos a la Alianza de Liberales y Demócratas Europeos (ALDE), que en breve pasará a llamarse Renovar Europa. El cambio de nombre viene motivado porque la palabra “liberal” no goza de buena fama en la tradición política y cultural francesa. Lo suyo no es el liberalismo; lo suyo es ese centrismo, que es otra cosa.
Llegados a este punto, conviene formular la siguiente pregunta: ¿desde cuándo un Gobierno de un Estado miembro de la Unión Europea se considera con derecho a intervenir en los pactos postelectorales de otro país? La base teórica para dicha intromisión parte del pretendido entendimiento entre partidos políticos afines. Respuesta a la anterior pregunta: no hay precedentes en Europa de algo semejante. En cualquier caso, la justificación oficial para dicho veto es que ALDE/Renovar Europa es un grupo «progresista» y «proeuropeo».
La realidad, sin embargo, difiere de tan nobles ideales. El Brexit de Gran Bretaña, unido al perpetuo guirigay italiano, hace que los tres países más importantes de Europa sean Francia, Alemania y España. Macron aspira a encumbrarse como líder incontestable de la UE. Para alcanzar este objetivo ha convenido un reparto de papeles con Sánchez: tú te conviertes en el cabecilla del centroizquierda continental; y yo, de la otra mitad. Y así, orillando a los democristianos del Partido Popular Europeo –y de forma muy especial a Merkel y a su probable sucesora, Kramp-Karrenbauer–, y directamente marginando a todo lo que existe más hacia su derecha, sin distinguir entre Conservadores y Reformistas Europeos (Vox, Tories o los polacos de Ley y Justicia) de Identidad y Democracia (Salvini y Le Pen), Macron aspira a convertirse en una especie de Napoleón postmoderno.