Un plan para hundir Europa

Yanis-Varoufakis
Yanis Varoufakis, ex ministro de Finanzas de Alexis Tsipras y gran protagonista del rifirrafe con la Troika. (Foto: Louisa Gouliamaki/AFM)

Los mesías brotan como las setas en contextos de inestabilidad para aprovecharse de la desesperación de la gente. Sus apariciones están jalonadas por promesas y grandes dosis de demagogia y propaganda. Así exactamente ha reaparecido Yanis Varoufakis en Berlín con el objetivo de situarse de nuevo en primera línea de la escena política. El que fuera ministro de Finanzas de la moribunda Grecia ha creado un nuevo movimiento ubicado en el epicentro del radicalismo. A pesar de salir corriendo de su país sin dar solución a los graves problemas que sufren sus conciudadanos, se ha presentado como un apóstol antisistema en la ciudad alemana, donde ha prometido que recorrerá país por país de la vieja Europa para hacer proselitismo antiBruselas y convencer a cada persona de que la mejor salida sería abandonar la Unión Europea.

En torno a ideas de este calado y profundidad ha cimentado el credo intelectual de un partido que pretende ser una especie de «internacional rebelde» que refunde Europa pero en base a unos postulados más propios de la luna que del planeta Tierra: «Somos muy radicales porque cuando estás en lo cierto no puedes ser más radical». Ante estas palabras, y recordando el lujo que le rodea en su casa ateniense a los pies del Partenón, sus compatriotas habrán lamentado que su efectividad gestora no fuera directamente proporcional a su falta de modestia. En la puesta de largo de Democracia en el Movimiento Europeo 2025, ha estado acompañado por dos ínclitos representantes catalanes como  el antiespañol Gerardo Pisarello, teniente de alcalde de Barcelona, y la alcaldesa Ada Colau, que ha encontrado tiempo para mofarse de las víctimas de ETA y apoyar a los titiriteros contratados por Manuela Carmena.

Este acto tendrá continuidad a finales de febrero en Madrid con ‘Un plan B para Europa’, evento en el que participará el propio Yanis Varoufakis junto a la plana mayor de Podemos. A ellos se unirá muy probablemente Alexis Tsipras, que vive aún la resaca de la tercera huelga general durante su mandato y que tiene al país al borde de la defunción total tras un pensionazo que ha dejado en la práctica indigencia a miles de griegos. Un convención política donde se clamará por «la salida del euro» o «la introducción de monedas y sistemas alternativos de pago», entre otras genialidades. Por allí estarán Anna Gabriel, diputada de la CUP y amiga del régimen dictatorial venezolano, y Carlos Sánchez Mato, concejal de Economía y Hacienda en el Ayuntamiento de Madrid y responsable directo del enchufazo del joven ingeniero afín que, con sólo tres años de experiencia, gestiona la M30 con un sueldo anual de 100.000 euros, demostrando así que la igualdad para los podemitas siempre empieza a partir de los demás.

Mientras Europa se estremece por el resfriado económico de Alemania, estos habitantes del país de los unicornios siguen intentando hacer de la visceralidad y la ruptura su peculiar hoja de ruta hacia una teórica recuperación que, de aplicarse, sólo proporcionaría miseria en cantidades industriales. Como si el circo que hay montado en nuestro país fuera moco de pavo, con todas estas ideas bajo el brazo vendrá el acaudalado Varoufakis a pregonar solidaridad a España. Mientras tanto, con los inversores expectantes y nuestra recuperación en estado de catalepsia, Pedro Sánchez aún deshoja la margarita sobre sus compañeros y filosofía de Gobierno. No se extrañen ustedes si finalmente se decanta por aquellos que ven «un ejemplo» en países como Grecia o Portugal y demonizan a primeras potencias como Alemania o Reino Unido.

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