Torra, the real catalan macho man
Menos mal que Quim Torra no deja de ser el presidente de un gobierno autonómico, con muchas ínfulas de “estructuras de Estado”, pero muy lejos del poder real que da el BOE. Si tuviera más capacidad de actuación, solo por demostrar que orina más lejos que los demás, era capaz de dejar confinados a los catalanes durante meses, sin informes técnicos y jurídicos de ningún tipo. Cuando no se sabe lo que es gestionar, y solo se tiene alguna idea de lo que es agitar y lanzar mensajes propagandísticos, pasa lo que se ha vivido en Lérida en los últimos días, que tienen a la mayoría de la población hasta las narices y temerosos. Y es que cuando un gobernante demuestra que no sabe lo que hace, los gobernados comienzan a temblar.
Torra se ha pasado toda la epidemia deseando tener las competencias del estado de alarma para adelantar lo que sería una dictadura separatista. Un régimen bajo el mando del ‘conducator’, con regalo para los discrepantes: una ‘visita’ de la política catalana, esa que se dedica a espiar a la oposición o a hostigar a la Resistencia al nacionalismo. Pero como España, a pesar de los que destruyen tarjetas SIM, sigue siendo un Estado de derecho el ‘president’ inhabilitado se quedó con las ganas.
Por eso, a la que ha tenido oportunidad, Torra ha querido demostrar que es “the real catalan macho man”, un auténtico tipo duro, el macho alfa de la manada, el timonel que guía los destinos del pueblo catalán. Por desgracia para él lo que ha hecho es volver a mostrar lo que realmente es: un auténtico inútil. Muchos ya lo sabíamos, y si no fuera por el fanatismo de los dos millones de catalanes separatistas, todos lo verían y mandaríamos al ‘president’ a dónde debería estar: a alguna oscura tasca de un pueblo rural de Cataluña para que beba ratafía y lea los grandes clásicos del nacionalismo supremacista, que es lo que le gusta.
ERC y Junts per Catalunya se han pasado meses presumiendo de lo bien que lo harían cuando Cataluña fuera una República, y cuando el Gobierno de Sánchez les ha devuelto las competencias han demostrado lo que siempre ha sido: unos incapaces, que no deberían gestionar ni una comunidad de vecinos. ¿Qué se puede esperar de un ‘president’ que no hace más que pedir a los más violentos que “aprieten” y que llama a desobedecer a un Estado democrático como España? Nada, porque no es un gobernante, es un activista radical, de los que solo quieren amedrentar a los millones de catalanes que se sienten españoles, en eso se ha quedado el actual inquilino del Palau de la Generalitat.
Por eso hay tanta desorientación ante los nuevos brotes en localidades como Lérida, Hospitalet de Llobregat o en la misma Barcelona. Porque no hay nadie al mando. Porque en Interior tenemos a un ex portero de discoteca que ha ido degenerando, Miquel Buch. En Salud, a una incapaz que no supo ni dotar de material de protección al personal sanitario, Alba Vergés. En Asuntos Sociales, a un inútil al que se le murieron por miles los ancianos en las residencias, Chakir El Homrani. En la portavocía del Govern a un ser que cada vez que abre la boca, sube el pan, Meritxell Budó. En Cultura, a una supremacista cultural que quiere desterrar el castellano de la vida pública, Mariàngela Vilallonga. En Economía, a un amante de la línea ‘dura’ que fue el portavoz las JERC, de uno de los colectivos separatistas más radicales, Pere Aragonès.
Podríamos seguir uno por uno, porque nadie se salva en el actual gobierno autonómico catalán, una banda de fanáticos más preocupados de construir su “republiqueta” que en garantizar el bienestar de la ciudadanía. Solo les interesa echar la culpa a España de todos sus errores y marcar paquete asegurando que si les dejaran lo harían de puta madre. Pero que el malvado Estado español franquista y totalitario, y sus cloacas, no les dejan utilizando todo tipo de malas artes. La pena es que aún haya millones de españoles, tanto en Cataluña como en el resto del país, que siguen pensando que “The real catalan macho man” es un estadista que merece ser escuchado porque representa a “tot un poble”.
No se equivoquen. Torra, por mucho que presuma, no representa, ni representará jamás a toda Cataluña, porque millones de ciudadanos nos sentimos asqueados de lo que él, y sus aliados, representan. Ahora hemos de conseguir que los apoyos que el separatismo catalán tiene en el resto de España se den cuenta de esta realidad. Tarea difícil, porque los secesionismos están avanzando en todo el país y sus aparatos de propaganda son cada vez más potentes. Pero no hemos de rendirnos, ni dejar de denunciar sus mentiras.