Todos los caminos del ‘caso Koldo’ conducen a La Moncloa
No hace falta ser un lince para concluir que el caso Koldo -el entramado empresarial vinculado al que fuera asesor de confianza del ex ministro de Transportes José Luis Ábalos y que tenía como fin lucrarse con las comisiones millonarias derivadas de los múltiples contratos para mascarillas firmados con administraciones socialistas durante la pandemia- se extiende como un reguero de pólvora y alcanza ya a la Moncloa, no sólo porque el Consejo de Ministros tuvo conocimiento de las adjudicaciones a distintos ministerios y comunidades autónomas, sino porque la onda expansiva del escándalo amenaza seriamente al mismísimo presidente del Gobierno.
Ya no sólo es Ábalos, sino que cada vez aparecen más nombres en escena: además de Salvador Illa, Francina Armengol, Ángel Víctor Torres o Fernando Grande-Marlaska, en las investigaciones de la Guardia Civil se alude, de manera más o menos directa, a personajes como Óscar Puente o el mismísimo Pedro Sánchez. Por supuesto que hay que distinguir entre la responsabilidad penal que se cierne sobre algunos y la responsabilidad política que afecta de lleno al presidente del Gobierno. Porque es imposible que un asunto en el que cada día que pasa aparecen más miembros de la plana mayor del socialismo no termine por llevarse por delante el perímetro de seguridad trazado por Moncloa y Ferraz para blindar al presidente del escándalo.
Y lo peor de todo es que el caso Koldo -o el caso Pedro Sánchez- viene envuelto de espesas sombras de sospecha sobre el papel desempeñado por unos y otros protagonistas en episodios pasados como el caso Delcy, nunca aclarados suficientemente y que ahora emergen para contribuir a afianzar la sensación de que el sanchismo ha entrado en una fase de profunda descomposición, moral y política. La situación para el PSOE es crítica y lo peor para el partido del Gobierno es que no hay cortafuegos que pueda impedir que el caso se vuelva todavía más turbio y negro. Tan negro como el futuro de Sánchez.