Un terrorista en la Universidad del País Vasco

Un terrorista en la Universidad del País Vasco

El pasado 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, José Ramón López de Abetuxco acompañado del abogado de ETA Txema Matanzas impartió una conferencia en el Campus de Vitoria de la UPV. A la entrada de la sala en la que comparecería el terrorista un profesor colocó un cartel, tamaño cuartilla, con esta inscripción manuscrita: «En este campus ETA asesinó a Fernando Buesa y Jorge Díaz».  Quienes querían acoger al terrorista no pudieron soportar la constatación de la infamia y rompieron varias veces el cartel; el profesor la volvió a colocar otras tantas veces. Un profesor, un hombre para defender la dignidad…

José Ramón López de Abetxuko es un terrorista que asesinó directa, cobarde y vilmente al comandante Jesús Velasco, del cuerpo de Miñones de Álava, y al también comandante Eugenio Lázaro, jefe de la Policía Municipal de Vitoria. No se ha arrepentido de ninguno de esos crímenes.

Resulta difícil encontrar aberración mayor: un terrorista no arrepentido hablando en una universidad, el día internacional de los derechos humanos, en el campus en el que ETA asesinó a Buesa y Díaz… He leído y escuchado por ahí que el terrorista Abetxuko ya ha cumplido su condena y que ahora es “un ciudadano como los demás”. No. Abetxuko ha cumplido en la cárcel su condena como probado terrorista; pero su vida como delincuente y terrorista no es un ejemplo a seguir por nadie y, por tanto, no tiene ni sentido pedagógico ni justificación democrática que haya hablado en una Universidad. Abetxuko ha cumplido su condena pero eso no le convierte en un hombre justo y mucho menos en un hombre ejemplar.

Abetxuko ha hablado del sufrimiento; pero no habló del sufrimiento para pedir perdón por el daño causado, para renegar de la historia de terror de ETA, para arrepentirse de sus actos y del dolor que la banda terrorista ha provocado a las viudas, hijos, padres, hermanos, viudas… A todas las victimas que él y sus amigos han dejado en el camino.

No; Abetxuko ha hablado del sufrimiento de los que están en la cárcel juzgados y condenados por ser unos criminales sin piedad; habló de los terroristas presos para cumplir el guión de ETA equiparando a las víctimas con los verdugos, equiparando a los inocentes con los asesinos. Todo para seguir el perverso guión que escribió ETA mientras mataba. Habló para seguir extendiendo el veneno de la desmemoria colectiva.. No lo lograron entonces, pero no descartan conseguirlo ahora que han dejado de asesinar porque ya no lo necesitan. Ya no nos matan, ahora nos gobiernan; tampoco la mafia mata cuando la gente paga…

Creo que ante lo que está ocurriendo, ante este ejercicio de relativización de la verdad y de la dignidad las víctimas de ETA, solo cabe resistir. Y repetir, una y mil veces, NO, los terroristas no son iguales que sus víctimas. Todos los verdugos, todos los terroristas, son culpables. Todas las víctimas, todas, son inocentes. Todos los terroristas, todos, son enemigos mortales de la democracia; todas las víctimas, todas, lo son porque fueron nuestros escudos, porque estorbaban a ETA, porque su voz, su dignidad, su propia presencia, hacia imposible el triunfo del terror.

Sé que ahora no se lleva hablar de estas cosas. Que ahora parece que toca pasar página, hablar de perdón, de diálogo, de superación de la historia… Sé que este discurso de radicalismo democrático resulta antipático, porque la mayoría silenciosa es eso, silenciosa; y porque la minoría que manda está negociando el futuro de España con Otegi, el jefe de la banda. Pero mientras yo pueda hablar o publicar en algún lugar seguiré proclamando que es una vergüenza que la sociedad española no reaccione escandalizada ante actos de tanta indignidad como este. Considero un deber seguir denunciando a los tibios, seguir apelando a la conciencia íntima de la buena gente que confunde paz con que le dejen en paz; seguir recordando, alto y claro, que todas las víctimas son inocentes y todos los verdugos/terroristas son culpables.

Considero que es nuestro deber seguir haciendo pedagogía democrática; es nuestro deber recordar que sin gente como Abetxuko o su jefe Otegi ETA no hubiera podido perpetrar los centenares de crímenes que ha cometido; y que sin gente como ellos, predicadores del terror, los miles de exilados vascos seguirían viviendo en su, nuestra, tierra. Considero un deber y es de justicia seguir rindiendo homenaje a todos los hombres y mujeres que con su valor, su sufrimiento, su tesón, su ejemplo y su dignidad impidieron que ETA destruyera la democracia.

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