El teatro de Vistalegre
Sin la menor duda, el próximo día 12 de febrero, en el Palacio de Vistalegre, Pablo Iglesias va a ser proclamado por aclamación como único e indiscutible líder de la secta podemita. No puede ser de otra manera. Pero hasta que llegue ese día tendremos que seguir soportando el soporífero e insufrible teatrillo con el que pretenden aparentar ser un partido moderno y democrático, en lugar del chiringuito populista que en realidad son. Teatro Pablo, lo tuyo es puro teatro, falsedad bien ensayada, estudiado simulacro; como cantaba La Lupe. Todo en Podemos es teatro, decorados de cartón piedra y atrezo barato.
Se encierran durante dos horas en un despacho, sin testigos, Iglesias y Errejón, a ver, por ejemplo, algún partido de la NBA; y cuando salen declaran, muy serios y circunspectos ambos, que han llegado a un «acuerdo de mínimos» sobre los nombres de los organizadores del Vistalegre II. Y la ‘cla’ se desangra las manos aplaudiendo entusiasmada ante ese derroche de flexibilidad democrática, y los cientos de miembros de grupos secretos de Telegram y Whatsapp reciben al instante las consignas y la cartelería con la que deben inundar las redes sociales, que será a su vez redistribuida por otros miles de trolls podemitas, deseosos de contribuir para que hasta el último abducido por la secta podemita comprenda como de moderno y democrático es Podemos. Que hay que ser muy facha para negarlo. Aunque en realidad esos nombres los ha designado el líder a dedo.
Pero vamos a ver, ¿en serio alguien se imagina a Podemos sin Pablo Iglesias? ¿Acaso sería posible el nazismo sin Hitler o el fascismo sin Mussolini? ¿Cuánto pensáis que durará el chavismo sin Chávez o el castrismo sin Castro? Podemos es populismo, ni siquiera ellos lo niegan, sólo pretenden cambiarle el significado a una palabra que todos sabemos perfectamente lo que significa. Y el populista es un líder carismático que pretende hacerse pasar por uno salido del pueblo o, como ellos dicen, de La Gente®, para enfrentarse a los culpables de todos sus problemas, ese enemigo común que Podemos ha identificado como La Casta®. Sin líder carismático se derrumba el populismo.
Y en Podemos no hay ni habrá más líder carismático que Pablo Iglesias. Haced conmigo el ejercicio de buscar otro y veréis que risa. Analizad el carisma de Errejón, Monedero, Bescansa, Echenique, Espinar, Montero… A todos estos no les votaría ni su propia familia, como el padre de alguno de ellos ha confesado. Y sin Pablo Iglesias se les acaba el chollo a todos ellos en dos telediarios. Los podemitas lo saben, pero son expertos en marketing político y por eso intentan dar la imagen de partido moderno y democrático aparentando lo que no son. Y así llevan meses haciendo como si existieran alternativas, familias, tendencias y proyectos diferentes a los de su amado líder carismático, que a todos da de comer sin pegar palo al agua, llevando una vida de marqueses que ni se habrían atrevido a soñar. Distintas sensibilidades que duran lo que tarda el macho alfa en coger la fusta para azotar a una periodista crítica, hasta que sangre. Entonces prietas las filas, al líder de la secta no se le tose, que el que se mueve no sale en la foto y el que discrepa desaparece, con piolet… o manejando la lista.