El surrealismo de Puigdemont

Puigdemont

El esperpento que hemos vivido este miércoles en el Congreso va a ser la norma durante la legislatura hasta que se celebren las elecciones autonómicas en Cataluña debido a la necesidad de Carles Puigdemont de marcar perfil propio ante Esquerra Republicana. Junts jugará al límite, hasta el último minuto, pero no acabará de romper porque no quiere echar a Pedro Sánchez. Sólo quiere dejar en evidencia a Pere Aragonès como un «blando» que no sabe negociar con la «opresora» España mientras él, como «president exiliado» sí sabe apretar las tuercas al líder del PSOE.

De ahí que toda la gesticulación verbal de las últimas horas se haya traducido en una espantada final para que Sánchez sacara adelante dos de los decretos a cambio de las competencias en Emigración para la Generalitat y que se mantenga lo acordado en la futura Ley de Amnistía.

Una actitud surrealista en apariencia, dado que Junts no intervino en el pleno hasta el final después de unas horas de mucha virulencia verbal, para mantener la tensión hasta el último momento, pero con un mensaje muy claro para el electorado separatista: Junts, que no gobierna Cataluña, consigue más prebendas de Sánchez que ERC. O, lo que es lo mismo, «Puigdemont sí que sabe» y «los de Junqueras y Rufián están vendidos al PSOE». La meta es que cuando Pere Aragonès convoque los comicios autonómicos, a más tardar en febrero de 2025, Junts recupere la primacía dentro del campo separatista.

Y es que el único peligro real para Sánchez en estos momentos es Podemos que, en su lucha para fortalecer la figura de Irene Montero de cara a las elecciones europeas, sí que tuvo el coraje político de votar «no» a uno de los tres decretos. Precisamente, el de la reforma del subsidio de desempleo, que es el que beneficiaba, sobre todo, a Yolanda Díaz.

Mientras Podemos sólo haga perder votaciones que perjudiquen más a la líder de Sumar que a Sánchez, el PSOE mirará hacia otro lado. Porque el líder socialista tragará con todo en la huida hacia adelante que inició tras cerrar su segunda coalición Frankenstein por los pelos y poniendo su futuro en manos de personajes tan impredecibles como Carles Puigdemont o Pablo Iglesias.

Otra cosa será si se cumple el vaticinio, que no dudo que será así, dado que es persona bien informada, de la presidenta de OKDIARIO -Pilar R. Losantos-, que augura que Sánchez dimitirá en junio para ser presidente del Consejo Europeo en sustitución de Charles Michel. Sería una buena noticia para España y pésima para la Unión Europea. Pero, sobre todo, sería una tragedia para los intereses electorales del actual PSOE sanchista-zapaterista que es, nos guste o no, el único que realmente existe hoy porque no hay ningún PSOE bueno y constitucional.

Por mucho que María Jesús Montero, que sería la sucesora previsible como inquilina de La Moncloa, tenga un pie en el Gobierno y otro en el PSOE, el carácter killer que tiene Pedro Sánchez no se hereda ni se transmite. O se tiene o no se tiene, y el de Sánchez es invencible.

El actual líder del PSOE es un mentiroso compulsivo que no ha dudado en deteriorar nuestro sistema democrático con continuas cesiones a partidos golpistas y supremacistas. Pero posee una capacidad de resistencia y una cintura política que dudo mucho tenga María Jesús Montero. Si se va Sánchez, el PSOE lo va a tener casi imposible para mantener una coalición tan heterogénea. Pero como a Sánchez sólo le interesa Sánchez, si ata su cargo comunitario, no tengo ninguna duda que dejaría tirada a la actual cúpula de Ferraz.

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