Sánchez toca la lira desde La Toja mientras contempla cómo se consume Madrid
Resulta un sarcasmo que Pedro Sánchez acuda al Hotel Balneario de La Toja a clausurar un foro económico mientras deja en Madrid confinadas a cinco millones de personas. Por supuesto, el hecho de que la agenda oficial del presidente coincida con el primer día de confinamiento es una anécdota. La categoría es que el amargo destino de los madrileños venga marcado por una decisión arbitraria y partidista de un presidente que ha decidido utilizar como excusa una crisis sanitaria para hundir políticamente a Isabel Díaz Ayuso, aunque para ello lleve a la ruina a miles de pequeñas y medianas empresas.
Alguien tendrá que explicar cómo es posible que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, afirmara el 17 de septiembre que apoyaba la restricción de movimientos decretada por el Gobierno regional en varias áreas de Madrid y 10 días después, cuando las medidas estaban dando resultados, saliera diciendo aquello de «Madrid llega tarde». No, aquí el único que ha llegado tarde y mal -fatal- es Pedro Sánchez, que en lo único que ha mostrado una sectaria rapidez es para ordenar el cierre de Madrid: 48 horas de plazo.
Lo que ha hecho el Gobierno socialcomunista es sacarse de la manga tres criterios específicos para que Madrid, sólo Madrid, fuera confinada. El umbral de los 500 contagios por cada 100.000 habitantes decretado por el Ministerio de Sanidad obligaba a cerrar otras capitales de otras comunidades, pero Sánchez se inventó sobre la marcha nuevas condiciones para que Madrid y sólo Madrid tuviera que pasar por el aro socialcomunista.
Lo cierto es que Sánchez, como Nerón, se dedicará tocar la lira desde la isla de la Toja mientras contempla cómo se consume Madrid: en dos semanas de confinamiento se perderán 36.000 puestos de trabajo y 1.500 millones de euros. Nunca un objetivo político -arrojar del poder a Isabel Díaz Ayuso- habrá salido tan caro. Nunca un presidente del Gobierno había llegado tan lejos. Nadie, nunca, habrá causado más daño en menos tiempo.
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