La regeneración de la vida pública era mentira

La regeneración de la vida pública era mentira

Decían que venían a regenerar la vida pública y, a las primeras de cambio, se ha demostrado que todo era mentira: el Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez nombrará este martes delegado del Gobierno en Murcia al alcalde de Calasparra, José Velez, imputado por cobrar presuntamente una retribución ilegal como regidor de dicho municipio. Velez se encuentra en situación de investigado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Caravaca de la Cruz. Por cierto, ahora que es vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias traga con los nombramientos en una demostración de hipocresía que quita el aliento.

Lo que investiga la Justicia no es una cuestión menor, porque hay unas diligencias abiertas por presuntos delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos, derivados del supuesto cobro ilegal de salarios (más de 30.000 euros) en el Ayuntamiento calasparreño contra Vélez y otros dos socialistas murcianos. La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Caravaca de la Cruz admitió a trámite la querella en septiembre de 2018 al considerar que los hechos denunciados «presentan características que hacen presumir la posible existencia de un delito de prevaricación administrativa y/o malversación de caudales públicos».

O sea, que Pedro Sánchez nombra delegado del Gobierno en Murcia a alguien sobre quien, más allá de la presunción de inocencia, planea una sombra espesa de sospecha. Su gran mérito es ser persona de máxima confianza del presidente del Gobierno, tanto que ocupa desde 2017 el puesto de secretario Ejecutivo de Pequeños Municipios de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE.

No se trata de establecer comparaciones, que siempre son odiosas, pero a Rita Barberá la izquierda política y mediática la sometió a una campaña de descrédito político y personal a cuenta de 1.000 euros. Durante meses, fue acosada y zaherida con un nivel de crueldad insoportable. La izquierda fue implacable y sólo la muerte, tristemente, la libró de una innoble campaña de acoso sin precedentes. Ahora, Sánchez nombra a un investigado de la Justicia por un presunto delito de prevaricación y malversación de caudales públicos y no pasa nada. Tanta hipocresía provoca asco y vergüenza.

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