Sánchez Mato: el más extremista de Ahora Madrid
Sánchez Mato, el ya ex concejal de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, se caracteriza por ser uno de los más extremistas miembros de Ahora Madrid, que ratifica en cada momento con sus declaraciones, hechos y actuaciones. Este edil, que recibió una concejalía cómoda gracias al buen hacer de su predecesora, que le dejó las arcas llenas, una deuda en disminución adicional a la esperada entre 700 y 1.000 millones de euros al año, unos proveedores que cobraban a tiempo y el mayor superávit municipal de España, en lugar de dedicarse a gestionar las finanzas del Ayuntamiento y a servir a sus ciudadanos, prefirió intentar convertir su concejalía en un lugar desde el que hacer política, a veces con tintes que algunos podrían definir como revolucionarios.
Un ayuntamiento no es un sitio para hacer política, sino para servir a los ciudadanos de la mejor manera posible: mantener limpia la ciudad, mejorar la circulación, asfaltar calzadas y pavimentar aceras son algunas de las cuestiones de las que debe ocuparse un consistorio. En Madrid, hemos visto todo lo contrario: el gobierno de Ahora Madrid, en definitiva, Podemos en su mayor parte, ha desatado una campaña de odio y persecución contra el adversario político, al que ellos deben de considerar como enemigo, visto cómo lo tratan y cómo habla de él. Y Sánchez Mato se ha distinguido por ser uno de los concejales de Ahora Madrid más beligerante en este sentido.
Mientras tanto, Sánchez Mato descuidaba sus deberes y los sustituía por el más rancio dogmatismo. Así, al tiempo que se envolvía en la bandera de la II República, que se manifestaba contra la actuación de la justicia y la policía para preservar el orden constitucional en Cataluña ante el intento de golpe de Estado, o que criticaba al Rey, no respetaba los acuerdos del Pleno en el que se le pedía que bajase el IBI a todos los ciudadanos, no lograba ejecutar el presupuesto, se saltaba en varios ejercicios la regla de gasto, disminuía la amortización de la deuda, es decir, mantenía sobre los madrileños una mayor losa de endeudamiento, y veía cómo el ministerio de Hacienda le devolvía el PEF hasta en tres ocasiones, hasta intervenir, de una u otra manera, las cuentas del Ayuntamiento de Madrid para que se aplicase la legislación.
Ahora, se acabó la fiesta. La propia alcaldesa, tan responsable como él del desbarajuste económico en el Ayuntamiento de Madrid, ha entendido, aunque sólo sea por propio interés, que debían hablar con el ministerio y presentar un Plan Económico Financiero (PEF) que cumpliese con la normativa vigente. PEF que ha tenido que firmar Sánchez Mato, que se hizo una enmienda a la totalidad para tratar de mantener su sillón, aunque ha intentado hasta el último momento que el propio equipo de Gobierno aplazase el pleno donde debía aprobarse el PEF, esgrimiendo el chantaje, desde IU, de un posible voto en contra al PEF que él mismo había firmado. Eso ha sido la gota que ha colmado el vaso y le ha costado la destitución. Madrid necesita que el Ayuntamiento, del color que sea, se ocupe de los problemas de los ciudadanos y no se distraiga en dogmas políticos, y mucho menos en aquellas actuaciones que les hagan no respetar la normativa. Obviamente, con Sánchez Mato al frente de Economía y Hacienda eso no iba a ser posible, pero no olvidemos que la última responsable es Manuela Carmena, que le ha consentido su actitud durante mucho tiempo y que sólo ahora, cuando ya podía afectarle a ella, lo ha destituido.