Sánchez ‘compró’ el sí del PNV a la moción de censura por 26,6 millones de euros

Por supuesto que el precio que Pedro Sánchez ha pagado al PNV por garantizarse su apoyo durante el tiempo que lleva en Moncloa va mucho más allá -muchísimo más- de esos 26,6 millones de euros, porque esa cantidad sólo fue el primer plazo, abonado apenas dos meses después de que consiguiera desbancar al Gobierno de Mariano Rajoy en la moción de censura. No nos engañemos: para el PNV lo de la «corrupción» del PP fue una excusa, porque lo que resultó decisivo para apoyar a Sánchez fue y sigue siendo la pasta. Al PNV le ha molestado mucho que Cerdán dijera en el Tribunal Supremo que su socio en Servinabar, Antxon Alonso, fue decisivo para lograr el apoyo de los nacionalistas vascos a la investidura. Se desconocen las gestiones realizadas por el socio de Cerdán, pero está claro que con el PNV hay que hablar siempre de dinero.
La subvención al Gobierno vasco por 26,6 millones se otorgó, en concreto, el 3 de agosto de 2018, vía real decreto. Se trata de una concesión que el Gobierno de Mariano Rajoy había incluido en los Presupuestos Generales del Estado de aquel mismo año pero que, posteriormente, tras la moción de censura, el PP retiró a través de una enmienda en el Senado. Sánchez aprobó, en una de sus primeras medidas, restablecer dicha concesión para cumplir con una reclamación histórica del PNV dirigida a resolver la financiación de Hobetuz, fundación vasca para la formación profesional. Y para justificarla, el Gobierno socialista argumentó «razones de interés público y social de primer orden».
No se entienden los motivos por los que el PNV ha puesto el grito en el cielo por lo dicho por Cerdán y, en todo caso, su respuesta parece bastante hipócrita, porque lo que sí que ha reconocido la formación de Aitor Esteban -contemporizador hasta la grima con Sánchez- es que el apoyo a la moción de censura contra Rajoy la pactaron el hoy presidente del PNV con Ábalos y Cerdán. Para echarse a temblar. El problema del PNV, hoy por hoy, es que la corrupción socialista les retrata como unos cínicos. Al final, todo sea por la pasta.