La ruina de Prisa que salvó el PP

Manuel Fraga dejó dicho y escrito que el momento más amargo de su vida política fue comprobar que el periódico en cuya fundación él había sido decisivo se lo “birlaron” entre el tándem Polanco&Cebrián (un falangista y un hijo de falangista acérrimo).

Lo curioso es que, treinta años después, fuera un Gobierno del Partido Popular -que fundó la misma persona- el que salvó los muebles del mismo grupo editorial y mediático en esta ocasión a mayor honra y gloria del presidente Rajoy y su vicepresidenta Sáenz de Santamaría.

Donde no hay harina, todos es mohína. Aquel otrora todopoderoso diario independiente de la mañana es una baratija que pasa de mano en mano. Si Jesús del Gran Poder levantara la cabeza… Hasta Blas Herrero se ha atrevido a meterle mano. Bien mirado, se trata de un grupo que nació desde el poder, creció y se alimentó en el poder y ahora mismo abreva en el poder. Estoy hablando de su división de medios, pero también de los negocios editoriales. Su antigua prepotencia ha devenido en descrédito. Arrodillado ante el sanchismo sus peones hacen méritos para ser recogidos en las alcantarillas del mismo.

Tras la llegada de un fondo inversor, ahora es el francés Vivendi el que quiere hacerse con el control de unas naves a la deriva. Carcomidas por el lastre que supone la quiebra de la división editorial, por un lado, y por el sectarismo ausente de la modernidad y el europeísmo del que tanto presumen. Presume y carece al mismo tiempo.

Es un hecho perfectamente descriptible que si Soraya SS no se hubiera prestado -a cambio de buen trato- a salvar a Cebrián, quizá en estos momentos no estaría produciéndose la pugna entre accionistas que, al final, ese baile deja muy desconcertada a una tal Pepa Bueno.

¿Qué hace Pallete sosteniendo un #0 (Movistar) que rompe con todas las normas de la más mínima exigencia de equidistancia política?